Series dramáticas, 30 referentes claves (TV/2)

por Mauricio González Lara

He aquí una selección de las que consideramos las series dramáticas más destacadas de la historia de la televisión. Como todas las listas, el ejercicio es injusto y controversial. Fans de CSI o House, prepárense para hacer corajes.

1 The Wire. Confesión: a estas alturas, la verdad, ya cansa tanto encomio para The Wire. De Mario Vargas Llosa a Slavoj Zizek, sin olvidar el aplauso de Jonathan Franzen y el mismísimo Barack Obama, prácticamente no hay ningún personaje de influencia en la aldea global que se resista a hacer pública su admiración por la serie creada por David Simon. Pero ni modo, discrepar sería estúpida necedad: el retrato más acabado de  los absurdos y contradicciones de la guerra contra el narco es, también, la mejor serie de todos los tiempos. Las cinco temporadas de The Wire constituyen una nueva manera de contar historias. La piedra de toque de la nueva televisión estadounidense. Todo un triunfo.

2 Los Soprano. Hipocresía, insatisfacción, hastío, mezquindad. La vida de Tony Soprano y sus dos familias, la sanguínea y la mafiosa, es triste y desoladora, y sin embargo, la contemplamos extasiados durante nueve años. ¿Qué más se puede apuntar ya de Los Soprano? Tan sólo reiterar nuestra profunda admiración por David Chase, que mantuvo íntegra y pura su visión desde los acezantes créditos iniciales hasta el incomprendido final. Ah, sí, otra cosa más: James Gandolfini, eres el actor protagónico más grande en la historia de la televisión y tu rostro merece estar en el Monte Rushmore.

3 Berlin Alexanderplatz. Sobre advertencia no hay engaño: Berlin Alexanderplatz, la adaptación de Rainer Werner Fassbinder de la novela de Alfred Doblin de 1929, es una experiencia demandante que requiere concentración y compromiso. El esfuerzo se paga con creces: esta crónica de una Alemania incapaz de escapar de la locura, la violencia y el fracaso, contiene la hora y media más delirante filmada por Fassbinder: un fantasmagórico epílogo en el que el protagonista Franz Biberkopf, padrote y ladrón de poca monta, deambula por las ruinas de su propio subconsciente. Transmitida por la televisión alemana en los 80, las 15 horas y media de Berlin Alexanderplatz ya están disponibles en DVD.

4 El Decálogo. Este trabajo del ya fallecido Krzysztof Kieslowsky está compuesto por diez cintas que abordan conflictos morales inspirados en los imperativos de la religión cristiana. Ambientada en un conjunto habitacional de Varsovia, El Decálogo contiene dos obras maestras: Decálogo Uno (amarás a Dios sobre todas las cosas) y Decálogo Seis (no cometerás adulterio), ambas historias sobre la fragilidad de nuestras creencias y la imposibilidad del amor. Si bien fue exhibida originalmente en la televisión polaca, el resto del mundo vio por primera vez las cintas de El Decálogo en circuitos de arte. De hecho, existen versiones extendidas de Decálogo Seis y Decálogo Cinco bajo los nombres de No Amarás y No Matarás.

5 La Dimensión Desconocida. Si los nietos del fallecido Rod Serling, demiurgo de La Dimensión Desconocida, pudieran cobrar por cada idea que le han robado a su abuelo, contarían con suficiente dinero para mantener en la opulencia a sus descendientes por toda la eternidad.  No existe una serie más imitada, punto. Episodios como Nightmare At 20,000 Feet, It’s a Good Life y The Lonely, por mencionar algunos, se encuentran entre lo mejor de la narrativa del siglo pasado. Evitar a toda costa la versión noventera de la serie con Forrest Whitaker como “anfitrión”.

6 Mad Men. El ascenso y segura caída de Don Draper es la historia del fin del sueño americano.  A lo largo de cuatro temporadas hemos visto la celebración de la ambigua ingenuidad sesentera, la muerte de Marilyn Monroe, el origen del significado de las marcas (como el caso de Kodak y su “Carrusel”),  la liberación sexual y el asesinato de John F. Kennedy. Faltan Woodstock, Vietnam y Nixon. No podemos esperar. Nota al margen: confiamos en que el apresurado final de la cuarta temporada sea un simple tropiezo y no el tono prevaleciente de la quinta.

7 El Escudo. La lealtad es la más desechable de las virtudes humanas. ¿Qué mejor prueba que  la trayectoria seguida por  el equipo de policías liderado por el corrupto Vic Mackey (Michael Chiklis) a lo largo de siete temporadas? Intenso e impredecible, El Escudo es un sólido policiaco de extraña complejidad moral que merece mucho más aprecio del que tiene. El final, además, es inspiradísimo: no podía haber peor destino para el carismático Mackey que el infierno “Godínez” de un cubículo.

8 Yo, Claudio. En términos estéticos, esta adaptación setentera de las novelas Yo, Claudio y Claudio, El Dios y su Esposa Mesalina, de Robert Graves, es simple teatro filmado. Con actores como Derek Jacobi, John Hurt, Sian Philips y Brian Blessed, la parquedad de la puesta en escena se agradece. Las secuencias entre Calígula (Hurt) y Claudio (Jacobi), así como la muerte de Augusto, son inolvidables. Cruel, decadente, y perversamente divertida, Yo, Claudio es  una masterclass de actuación. A años luz de esperpentos relamidos como Roma, Los Borgia o Los Tudor.

9 Deadwood. Deadwood es el mejor western que ha dado la televisión. Su propuesta: los viciosos capitalistas del decadente salvaje oeste son los verdaderos padres fundacionales de Estados Unidos. Los insultos escritos por David Milch son fuerza épica en los labios del portentoso Al Swearengen, interpretado con contemplativa brutalidad por Ian McShane. Es una lástima que sólo haya durado tres temporadas.

10 El Reino. A causa de la muerte de tres de sus actores claves, Lars von Trier ya no pudo continuar esta hilarante historia sobre un moderno hospital atormentado por fantasmas. Realizada con cámara en mano y en constante tono sepia, El Reino es una ácida burla a la tecnocracia danesa disfrazada de serie de terror. Momento de gloria: Udo Kier –sí, Udo Kier- como el bebé más perturbador que se haya visto desde la criatura de Eraserhead. El innecesario remake estadounidense fue escrito por Stephen King.

11 Los Expedientes Secretos X. Aunque su discurso “new age” –“I want to believe”- resultaba ocasionalmente molesto, lo cierto es que esta serie creada por Chris Carter era más adictiva que el crack. Por un momento en los 90, no empobrece admitirlo, todos fuimos expertos en teorías alienígenas de la conspiración. Los placeres de Los Expedientes Secretos X aún siguen vigentes, incluido el crush por la escéptica Scully (Gillian Anderson, ¿dónde demonios estás?).

12 Twin Peaks. ¿Cómo olvidar al engañosamente angelical cadáver de Laura Palmer envuelto en plástico?  La poesía oscura de esta “telenovela” creada por David Lynch y Mark Foster era todo un oasis de subversión en el que momentos cómicos y bizarros se alternaban con imágenes de inquietante belleza.  ¿Qué habrá sido de Dale Cooper? ¿Aún seguirá poseído por “Bob”?

13 Battlestar Galactica. Una prueba de las posibilidades de la nueva televisión estadounidense. La original Battlestar Galactica se reducía a un infantil combate entre humanos y robots con ridículos efectos especiales; esta “reimaginación”, por otro lado, es una adulta alegoría sobre la lucha actual entre civilizaciones divididas por sus cosmovisiones religiosas.  El capítulo que utiliza a All along the watchtower como detonador narrativo es una locura.

14 Boss. Este retrato del poder y sus pecados escrito por Farhad Safinia y producido por Gus Van Sant se pasea entre la tragedia shakespeareana y el “pulp” más truculento. Kelsey Grammer interpreta el papel de su vida como un enfermo y durísimo alcalde dispuesto a hacer cualquier cosa para mantenerse en el cargo. Van Sant, quien también dirige el piloto, fija una inusual cámara de detalles (gestos, ojos, labios) que se respeta a lo largo de todos los episodios.

15 Boardwalk Empire. Esta crónica  de los años de gloria de Nucky Thompson y su imperio del vicio, la Atlantic City de los años de la prohibición, no está libre de críticas. La queja recurrente: Steve Buscemi está “miscast” como Nucky, un rol que en teoría demanda una personalidad más amenazante que la de un buen actor de reparto. Puede ser, pero las luces de las primeras dos temporadas de la serie obnubilan casi por completo sus defectos. Plus: pocas cosas más deslumbrantes que el desbordante piloto dirigido por Martin Scorsese.

16 Mildred Pierce. Con esta miniserie basada en la novela de James M. Cain, Todd Haynes, director de Velvet Goldmine y Safe, logra su mejor trabajo. No lucía fácil, sobre todo porque la novela ya había sido adaptada al cine con éxito en 1945 por Michael Curtiz con Joan Crawford en el rol principal (por el que ganó un Oscar). Con inteligencia, Haynes se aleja del clásico cinematográfico, aprovecha la duración larga del formato televisivo y se concentra en trasladar fielmente el punzante diálogo de Cain. Kate Winslet consigue una interpretación trágica distinta a la de Crawford.

17 Breaking Bad. La metamorfosis de Walter White en zar de la droga está casi completa. Del hombrecillo que daba clases de química casi no queda nada; hoy White es un monstruo cuya bondad sólo está en su mente. Las cuatro temporadas que hasta ahora lleva Breaking Bad distan de ser perfectas: las impresionantes actuaciones de Brian Cranston y Aaron Paul no siempre pueden ocultar las concesiones de la serie (la recesión del cáncer de White, las resoluciones inverosímiles) ni sus clichés (¡los acentos pochos de esos narcos!). No importa: seguiremos la saga hasta el final.

18 Six Feet Under. Quizá las últimas temporadas perdieron foco y se engolosinaron con sus rarezas, pero en sus mejores momentos, Six Feet Under era una sentida meditación sobre la vida y la muerte contada en clave de humor negro. Plus: las solas aperturas de cada capítulo, en las que contemplábamos las infinitamente estúpidas formas en que morimos, le garantizan un lugar en esta lista.

19 Prime Suspect.  Antes de interpretar a la reina de Inglaterra y a espías en decadencia, Helen Mirren personífico a Jane Tennison, la “borrachales” e inestable detective de Scotland Yard encargada de la sección de homicidios. El triunfo de la serie es que Mirren enfrenta todas las problemáticas implícitas en ser una mujer policía sin jugar el rol de víctima.  El remake estadounidense con María Bello se queda corto ante la aspereza del original.

20 En Terapia. De acuerdo: la manera en que el sicólogo interpretado por Gabriel Byrne termina relacionándose sexualmente con sus pacientes raya en lo implausible, y sí, algunos episodios son aburridos y lacrimógenos. Pero nobleza obliga: las sesiones con Blair Underwood, John Mahoney e Irrfan Khan son bombas de tiempo ejecutadas a la perfección. El formato corto, además, es ideal para disfrutarse entre semana.

21 Columbo. No se necesita ser disruptivo cuando se le da a un actor de alto nivel la libertad para crear un personaje icónico; sólo basta con dotar a la fórmula que se elija de integridad y solvencia narrativa. House tenía al personaje y al actor, pero careció de la integridad suficiente para saber cuándo parar. Bien pudo haber aprendido algo de Columbo, un detective tan entrañable que Wim Wenders no dudó en reclutar a Peter Falk para interpretarse a sí mismo como solidario ángel en Las Alas del Deseo.

22 Homeland. Un 24 para gente pensante. Damian Lewis proyecta una empática vulnerabilidad como el héroe de guerra que en cualquier momento podría revelarse como un terrorista de altos vuelos, y Claire Danes está muy vistosa en su creciente bipolaridad (sobre todo en los episodios que cierran la primera temporada). El desafío para Homeland: entregar una segunda temporada sin perder inteligencia.

23 Luz de Luna. De Los Simpson a Community, las metareferencias  y la ruptura de “la cuarta pared” son moneda común en la televisión estadounidense. Todo se lo debemos a este innovador “dramedy” creado por Glenn Gordon Caron y protagonizado por Cybill Sheperd y Bruce Willis, que pasó de ser una serie de detectives a un ejercicio de delirio posmoderno: en el último capítulo la acción es interrumpida por trabajadores de la ABC contratados para desmantelar el set.

24 Friday Night Lights. La vida de una pequeña población de Texas se conforma de expectativas rotas y fracasos, pero también de sueños y pequeñas victorias. El epicentro de todas esas emociones: los partidos de futbol americano del equipo del pueblo, The Dillon Panthers. Un melodrama sencillo tan honesto como contundente.  Hasta Bret Easton Ellis, autor de American Psycho, se declara fan de sus “buenos sentimientos”.

25 El Hombre Increíble. La peluca del Hulk de Lou Ferrigno siempre nos dio risa, no obstante, había algo genuinamente triste en Bill Bixby como el errante y solitario David Banner. El nombre de la pieza para piano que cerraba todos los capítulos lo dice todo: “The lonely man”.

26 Miami Vice. Más allá de lo ridículos diálogos y las poses de comerciales de perfume de Don Johnson, esta serie de Michael Mann contribuyó a definir una estética “neón” de la que aún maman varias dizque vanguardias. Botón de muestra: Drive, de Nicolas Winding Refn.

27 La Ley y el Orden. Sólo basta ver un programa de La Ley y el Orden para saber cómo van a ser todos los demás. Irónicamente, ese aparente defecto, su restringido formato doble (policías/fiscales),  es su principal virtud: hay una innegable constancia que hace que cada capítulo sea casi imposible de abandonar una vez que se comienza a ver. Quizá no se recuerde nada de lo visto tres horas después, pero vaya, no todo tiene que ser una experiencia religiosa.

28 El Precio del Deber (Hill Street Blues). Numerosos personajes, textura documental, tracking shots yuxtapuestos,  vulnerabilidad, fracasos, antiglamour. Este serial policiaco introdujo una serie de innovaciones en la década de los 80 sin las cuales sería imposible explicarse la televisión actual.

29 La Unidad. A primera vista, La Unidad luce como un ejercicio propagandístico orientado a estimular el apoyo a las fuerzas armadas estadounidenses. Error. La serie creada por David Mamet es un estudio de la vida familiar de los soldados de élite que muestra el desdén con el que son tratados por la clase política dominante de Washington.

30 Sherlock. Holmes y Watson reimaginados en tiempos actuales. Producida por la BBC, infinitamente más interesante, efectiva y fiel al espíritu de Arthur Conan Doyle que las cintas de Guy Ritchie. La primera temporada se consigue ya en varias tiendas.

+Nuevas historias, nuevas pantallas.

+Las series más decepcionantes de la televisión, «acá».

12 Responses to “Series dramáticas, 30 referentes claves (TV/2)”

  1. @depigs “Series dramáticas, 30 referentes claves (TV/2)”

  2. Me parece muy fuerte que de treinta series que pones, y no incluyes a Buffy, y pones otras series como Boss, con solo una temporda, Friday Night Lights, En Terapia, Miami Vice…. y Sherlock está cogida con pinzas..mira que es buena pero no se te ocurría ya otras?? madre mía.

  3. Creo que una temporada de ocho horas deja suficiente margen para incluirla. Buffy está sobredimensionada. ¿Es mejor que Friday night lights y En terapia? ¿Por qué no habrían de estar estas dos? ¡Dios santo!

    • «¿Es mejor que Friday night lights y En terapia?» Que la primera, desde luego, con la segunda no sabría qué decirte, porque aunque en el fondo los Slayerettes hablan de los mismos temas que algunos de los pacientes del doctor Weston, son tan, tan diferentes… Pero desde luego, es mucho mejor que Ley y orden, Miami Vice (sí, mucha estética, pero ¿tiene algo más?), o la serie de Hulk, por mucho que con esta última juegue el factor nostalgia.

      Y Luz de luna… la adoro, pero yo no la incluiría para nada en una lista de series *dramáticas*, su alma siempre fue cómica.

  4. Con Luz de Luna puede que tengas un buen punto con lo de las categorías, pero finalmente sus puntillos dramáticos -dramedy, finalmente- me permitieron hacer trampa.Buffy, ah, qué puedo decir, no me desagrada pero sí, sobredimensionada.
    Saludos

  5. Dexter pensé en ponerla… pero en las más decepcionantes. Todo se vuelve tan jalado y convencional y ridículo al final de la primera temporada. No mejora en la segunda y de plano la tercera la dejé a la mitad. :O(

  6. dos recomendaciones precisamente de HBO: Carnivàle y Oz. no son muy conocidas pero están entre mis favoritas

  7. Muy buena selección de series! Hoy estuvimos compartiendo opiniones entre Breaking Bad y Mad Men. De ésta lista, hay varias que no he visto, pero actualmente estoy poniendome al día con The Wire y MM.
    Saludos desde Chile.

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