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enero 18, 2022

Las 50 de 2021

por Mauricio González Lara

Estas son las 50 películas y series que más me gustaron en 2021. Debido a los protocolos de visionado impuestos por el streaming y el final de la ventana de exhibición que garantizaba el estreno exclusivo en salas por tres meses, los límites del año se han tornado un tanto difusos, por lo que opté por incluír algunos trabajos que vi a finales de 2019 y principios de 2022.

1 Annette. El amor que deviene en representación se torna en asfixia, violencia y explotación. Compuesto por Sparks y coprotagonizado por uno de los títeres más expresivos de la historia, este musical con alma de pesadilla es la plataforma ideal para experimentar el estilo pirotécnico de Leos Carax a su máxima potencia. Un filme audaz e imperfecto, gloriosamente imperfecto. (Mubi)

2 Petite Maman. Auxiliada por la foto de Claire Mathon, Céline Sciamma aborda obsesiones como la orfandad y la niñez rota en una pieza más cercana a la sencillez contemplativa de Hayao Miyazaki que a la tristeza de su guion para La vida de Calabacín. Una hermosa máquina del tiempo.

3 Succession. Todo lo que he escrito sobre Succession para Letras_Libres en una sola liga. Ensayo sobre las primeras dos temporadas y todas las Marcas Personales a la tercera. (HBO Max)

4 Titane. Lo más sorprendente de Titane no es la imaginería ni el paroxismo, sino la historia de aceptación entre Agathe Rouselle y Vincent Lindon, cuya expresividad corporal raya en lo milagroso. Un trabajo triunfal para Julia Ducournau y sus obsesiones de identidad, cuerpo y género. (Mubi)

5 The Card Counter. Paul Schrader prueba nuevos caminos expresivos y experimenta con elementos perturbadores (Abu Ghraib en “ojo de pescado”, distorsiones continuas en la banda sonora) para reflexionar sobre sus temas de siempre: redención, vacío y neón. Un trabajo que juega en la misma liga de Light Sleeper, Comfort of strangers, Affliction, First Reformed y Mishima. (Salas-Blu Ray)

6 Sin señas particulares. Esta cinta dirigida por Fernanda Valadez logra abstraer la violencia ejercida por el narco sobre las comunidades más vulnerables con una potencia casi insoportable. El México de los desplazados y desaparecidos retratado por una realizadora que conjuga un alto rigor investigativo con una sensibilidad estética que contrasta con habilidad el horror cotidiano con la enormidad del paisaje. Una película de carretera cuyo destino final es el infierno y la orfandad. Producida y coescrita por Astrid Rondero.   

7 The White Lotus. Mi reseña para Letras Libres, aquí (HBO Max)

8 The Lost Daughter. Respaldada por una estética que privilegia la fragmentación y las tomas cerradas -lo que subraya la asfixia existencial por encima de la belleza natural-, La hija oscura es un retrato claustrofóbico e inquietante sobre la dificultad de conciliar la maternidad con las pulsiones individuales. El compromiso del ensamble es total, pero Olivia Colman y Jessie Buckley están soberbias. Densa, hipnótica, sensual. (Netflix)

9 The Green Knight. “No conozco a ningún hombre que no vaya a encontrarse con la muerte”, le dice un envejecido y moribundo Rey Arturo a Sir Gawain con el afán de convencerlo para que cumpla su promesa y vaya al encuentro del Caballero Verde. ¿Qué vida merece ser vivida? ¿Para qué continuamos? ¿Cómo evitar convertirnos en fantasmas de nosotros mismos? ¿Cómo aspirar a un vida honorable? Las obsesiones usuales de David Lowery quedan en lo que quizá sea su película más imponente hasta ahora. (VOD-Apple TV-Cinepolis Klic)

10 No Sudden Move. El inteligente guion de Ed Solomon es propulsado por el desatado y psicodélico vigor estético de Steven Soderbergh, quien se redime de sus fallidos palomazos recientes. A estas alturas, casi un milagro.La secuencia de “ustedes no escriben las reglas” hace para Matt Damon lo mismo que hizo para Alec Baldwin la escena de “Always be closing” en Glenglarry Glen Ross: una inesperada intervención que será un referente obligado en los años por venir. Plus: la música de David Holmes, set cachondo y noir. (HBO Max)

11 Mad God. Un trabajo de stop motion que tardó tres décadas en completarse. La dedicación valió la pena: dirigida por el maestro Phil Tippettt, una de las pesadillas más logradas de lo que va del siglo. La secuencia del quirófano es espeluznante. Infierno somos. Genial. P.S. ¡Qué emocionante ver en semejante delirio a Alex Cox!

12 Pig. Una reflexión sobre la pérdida, la memoria y la necesidad de mantener un mínimo de integridad que le dé propósito a lo que hacemos (la gastronomía, en este caso). El diálogo entre Cage y el top chef temeroso de mostrar lo que es en sus platos vale toda la cinta.

13 The Father. El control estético de Florian Zeller lo posiciona como uno de los realizadores más interesantes de la actualidad. El set como personaje. Una inmersión mindfucking que enfiesta con Caligari y Lynch y manda al demonio al drama llorón. En medio de la pesadilla de la demencia senil: luz, ternura, belleza. Anthony Hopkins y Olivia Colman, icónicos.

14 El poder del perro. Poderes trastocados, deseos inconfesables, disfraz y realidad. Las obsesiones habituales de Jane Campion al servicio de una exploración íntima en torno a la masculinidad que en buena medida constituye el mito del alma americana. La vulnerabilidad que esconde el personaje de Benedict Cumberbatch es tan vasta como el paisaje que lo rodea. Cruel y enternecedora. (Netflix)

15 La voz humana. La adaptación de Pedro Almodóvar de La voz humana es el ejercicio de estilo más deslumbrante de su carrera. Una ruptura que libera al realizador español y le permite buscar nuevos horizontes estéticos. A veces el artificio es el mejor camino para redimensionar la voz perdida. Tilda Swinton, soberbia. (Mubi)

16 Can’t Get You Out of My Head. Cuando el flujo hipnótico de imágenes de archivo y las canciones pop se funden con el discurso sobre las raíces del malestar actual -la imposibilidad de conciliar individualismo y poder colectivo-, la serie vuela con potencia imparable. Una de las notas más altas de Adam Curtis, una obra esencial -y emocionantemente ambiciosa- pensada para entender dónde estamos. Conmovedor e hipnótico bombardeo de ideas. (Gratis en YouTube)

17 Summer of Soul. La secuencia en la que Mahalia Jackson y Mavis Staples cantan Take My Hand, Precious Lord en Summer of Soul, el notable y valiosísimo documental sobre el Festival Cultural de Harlem de 1969, es un bálsamo solar que lo cura todo. Una labor de amor de Questlove. (Star+)

18 Ian McKellen On Stage. La grabación del one man show diseñado para celebrar su cumpleaños 80. Anécdotas, poemas, escenas icónicas. McKellen deslumbra con una maestría aplastante que quita el aliento y te deja convencido que has visto al mejor actor del planeta. Legendario. (En la app del National Theatre).

19 Lamb. (Dýrið, “El animal»). Opera prima de Valdimar Jóhannsson que reflexiona sobre la ética de la antropomorfización en clave de relato mítico popular. Tierna e inquietante. La naturaleza no regala nada; todo lo que tomamos de ella es un robo. Todo. (Salas)

20 Shiva Baby. Una comedia de empoderamiento sexual sobre las dificultades de encontrar voz y camino propio en una comunidad donde todos te dicen lo que debes hacer. La atmósfera del funeral, entre hilarante y aterradora, es un prodigio. Prometedor debut de Emma Seligman. Un showcase del talento de Rachel Sennot, quien concilia inteligencia, sensualidad y confusión en un personaje complejo y demandante. (Mubi)

21 West Side Story. Lo que en inicio sonaba como una apuesta fuera de toda lógica (¿se puede mejorar o reversionar un clásico tan definitivo como la cinta original de Robert Wise basada en el musical más exitoso de todos los tiempos?), terminó por ser un recordatorio irrebatible del desbordante talento cinematográfico de Steven Spielberg. ¿Quién puede negar el genio detrás de esa secuencia en el gimnasio? Eterno. (Salas)

22 Luca. Pixar privilegia la sencillez por encima del alto concepto o el exceso de producción. El final -una reinterpretación cariñosa del cierre de I Vitelloni, de Fellini- es una genialidad absoluta. Lágrimas felices. Silenzio, Bruno! Como coming of age y homenaje a viejos maestros, Luca > Fue la mano de Dios. (Disney+)

23 Inside. Bo Burnham es una fuerza de la naturaleza: dirige, escribe, actúa, compone y canta. Su mayor virtud, empero, es la de conciliar crítica y emotividad, sea en espectáculos de comedia o películas (la entrañable Eight Grade). En Inside, un especial realizado para Netflix en su departamento, transmite nobleza, inteligencia y desenfado a través de una estética que resume la lógica de las múltiples pantallas que habitan las narrativas actuales. Un manifiesto contra la locura y el hartazgo provocados por la pandemia. (Netflix)

24 Get Back. Más que una pieza de ocho horas dividida en tres partes, este documental se asemeja más a una instalación de arte que a una narración convencional: Get Back podría exhibirse como un bucle sin fin en una habitación con pantallas en las cuatro paredes sin perder una pizca de sentido. Momento favorito: el nacimiento de Get Back, la canción. Toda una lección de creatividad. (Disney+)

25 The Velvet Underground. Este documental de Todd Haynes es un sentido homenaje a la escena cultural neoyorquina de los 60 a través del retrato de la banda conformada por Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Moe Tucker. La pantalla dividida concilia claridad narrativa con un flujo de imágenes que funciona como un flujo de conciencia alterno de la misma cinta. El efecto acumulativo es conmovedor. Un pretexto magnífico para revisitar la genialidad de los artistas que orbitaban alrededor de la figura de Andy Warhol. (Apple TV)

26 Loki. En el controlado mundo de Marvel, el actor Tom Hiddleston consigue lo impensable: inyectarle densidad picaresca a un personaje que en otras manos sería tan anodino y previsible como una ensalada de lechuga. Lo que hace con Loki, el hermano villanesco de Thor, es casi subversivo. La cultura popular es el sueño colectivo que nos vincula más allá de odios y diferencias. Loki entiende este romance y habita diversos componentes de los múltiples universos posibles del pop: Melancolía, Blade Runner, Borges, Bradbury, 1984, etcétera. Entretenidísima. (Disney+)

27 Duna. Ironía de ironías: Buena parte de la crítica que afirma que todo tiempo pasado fue mejor y que se queja mes tras mes de la muerte de la sala cinematográfica fue el mismo sector que no dudó en destrozar este gozoso espectáculo visual de Denis Villeneuve, incluso ¡antes de haberlo visto! Afortunadamente, la filmación de la segunda parte está asegurada. ¿Estamos ante el nacimiento de una nueva franquicia (obvio objetivo de los productores)? Para disfrutarse en IMAX. (HBO Max)

28 Censor. Concebir al cine como un virus que se apodera de la voluntad es una idea seductora, pero somos los directores de nuestra propia película. La locura no se contagia, emana de nosotros. Censor. Mindfuck de Prano Bailey-Bond. Textura, cinefilia y riesgo. Peeping Tom vive aquí.

29 Sin tiempo para morir. La verdadera despedida de la desigual pero espectacular y entrañable No time to die no es el final épico legendario, sino la escena en la que Ana de Armas le desea suerte a Daniel Craig. La clave para la perdurabilidad de la franquicia está en Paloma, no en Bond. Craig, extraordinario. (Salas)

30 Mare of Easttown. Las pantallas solían estar repletas de historias de policías cuya obsesión por el trabajo derivaba en un alto costo personal en términos de relaciones familiares y bienestar emocional. Ante el surgimiento de movimientos como Black Lives Matter, Hollywood se ha alejado de las narrativas de policías rebeldes. Esta serie creada por Brad Ingelsby retoma el tropo del “policía torturado” con una protagonista femenina, la detective Mare Sheehan, interpretada por Kate Winslet. Un thriller envolvente que también funciona como drama familiar. (HBO Max)

31 Una historia de policías. Dirigido por Alonso Ruizpalacios, este documental cuenta la historia de Teresa y Montoya, una pareja de oficiales de policía conocidos como “la patrulla del amor”. El diálogo y las voces provienen de los verdaderos Teresa y Montoya, pero la representación de lo narrado es ejecutada por actores que rompen la cuarta pared a la mitad del relato. Una reflexión inteligente sobre los desafíos titánicos que implica ser policía en México. (Netflix)

32 Curb your enthusiasm. La onceava temporada mantiene el nivel de las 10 anteriores e incluso lleva el egoísmo de Larry David a niveles más hilarantes. Aquí una apreciación de la serie y su relevancia durante esta pandemia.    (HBO Max)

33 The Suicide Squad. The Suicide Squad es el divertimento emotivo que las franquicias prometen todo el tiempo, pero rara vez entregan. La diferencia: el asunto no está hecho del todo por un algoritmo y James Gunn logra imprimirle imaginación y texturas propias (¡esa mamá alleniana!). (HBO Max)

34 Only Murders in the Building. Amén de la trasnochada obsesión de celebrar los clichés neoyorquinos de siempre, Only Murders in the Building es un entretenimiento eficaz y narrativamente ingenioso que incluso logra sobreponerse a la robótica presencia de Selena Gómez. Una sorpresa. (Star+)

35 Wrath of Man. Guy Ritchie abandona la cámara lenta y los chistes de siempre para hacer un LA noir coral estilo Heat. Ritchie, obvio, no es Mann, pero el resultado es envolvente y entretenido. Jason Statham asume con gracia y aplomo la gravedad del relato. (Salas)

36 El juego del calamar. La muñeca gigante que aniquila con tiros de precisión milimétrica a los jugadores en el primer episodio es la imagen que define el 2021. Del colega en el trabajo a la señora que vende tamales en la esquina, todos hablaron, así fuera por unos días, de El juego del calamar. Nobleza obliga: casi nada genera ya ese nivel de atención. (Netflix)

37 The Rescue. Si bien evade algunas controversias -Elon Musk -, este documental es un recuento emotivo del rescate de 12 niños y su entrenador de una cueva tailandesa en 2018. La colisión entre los buceadores reacios a trabajar en equipo y los Seals es particularmente interesante. (Disney+)

38 Sorry. Quizá no esté tan cohesionado como otros sets de Louis C.K., ni sea tan salvaje como el especial anterior (Sincerely), pero las partes de la banana, Good Will Hunting y la discriminación contra la gente gorda son el equivalente de encontrarse una coca cola helada en el desierto. (Se puede comprar en la página de Louis C.K.)

39 Invincible. “I do love your mother… but she is more like a pet to me”.  La línea del año en el cierre de temporada de Invincible. (Amazon Prime)

40 A Quiet Place 2. La secuencia inicial es espectacular: toda una masterclass sobre cómo generar tensión y ominosidad bajo la lógica de menos es más. Esa apertura es nivel Spielberg era Guerra de los Mundos. Lo demás se queda un poco corto. (Salas)

41 Silent Night. Ácida, cruel, perturbadora. Silent Night es la sátira negra apocalíptica que realmente nos merecemos. ¡No tomen la exit pill! Silent Night >Don’t Look Up. (Salas)

42 Godzilla vs. Kong. Nunca llega a ser bella o avasalladora, pero este entretenimiento es una curiosa orgía de influencias donde el monsterverse se encama de manera enjundiosa y divertida con Blade Runner. Hasta Junkie XL suena a Vangelis vía Zimmer y Walfish. (Salas)

43 Primal. Esta serie animada de Genndy Tartakovsky trata la imposibilidad de ser pacífico en un mundo caótico e indolente. La inviabilidad del paraíso está filmada con una expresividad trágica que recuerda al mejor Terence Malick. Desde Mad Max: Fury Road no se veían “secuencias de acción” de una riqueza plástica tan expresiva. (HBO Max)

44 Ceros y unos. Un editorial de Abel Ferrara sobre el estado de las cosas en estos tiempos pandémicos. Ansiedad, miedo. Un trabajo irregular con dos enormes activos: la amenazante atmósfera del mejor Ferrara (Ms. 45, Bad LT) y un poderoso soliloquio apocalíptico de Ethan Hawke.

45 Saint Maud. Buscar sentido divino en el dolor deriva en soledad, locura y paroxismo. Esa parece ser la tesis de Saint Maud, la hábil ópera prima de Rose Glass, quien construye un perturbador estudio de personaje en torno al martirio y la fragmentación de la personalidad.

46 Nobody. Con la excepción del soberbio plano secuencia que introduce al personaje de Yulian (Alexsei Serebriakov), Nobody carece del brío estético que caracteriza a la saga de John Wick, su obvia inspiración. No importa. Bob Odenkirk y Christopher Lloyd la convierten en un divertido palomazo que merece verse en sala. (Salas)

47 Riders of Justice. Un thriller de venganza que sin mayores aspavientos subvierte varios de los elementos del género para asumirse como una reflexión cómica sobre la ociosidad de encontrar patrones que expliquen el sentido de la existencia. Plus: Mads Mikkelsen en suéter navideño.

48 The Tragedy of Macbeth. Difícilmente la obra maestra que varios señalaban -incluso, de nuevo, ¡antes de haberla visto!-, esta adaptación de Joel Coen es tan ágil e ingrávida que nunca desarrolla una dimensión genuinamente trágica. Sin embargo, la potencia cinematográfica de los minutos finales y la textura un tanto absurda de la actuación de Washington la tornan en un ejercicio interesante y digno de verse en la pantalla más grande que se pueda encontrar. (Apple TV)

49 Spider-man: No Way Home. Sí, claro, la cinta es la emblematiza todo lo que está mal con el negocio de la exhibición cinematográfica, pero también es un eficiente juego mecánico al que difícilmente se le puede hacer el feo una vez que se entra a Disneylandia. (Salas)

50 Bad Luck Banging or Loony Porn. La anécdota que equipara el escudo de Atenea usado por Perseo para matar a Medusa con la función del cine me pareció monumental. Enfrentar al horror. Vaya forma de resumir por qué necesitamos más y mejor cine.

Bonus track: Procession. El cine como posibilidad para encontrar esperanza para seguir adelante, decirle jódete al pasado y recuperar la vida arrebatada. (Netflix)