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enero 18, 2022

Las 50 de 2021

por Mauricio González Lara

Estas son las 50 películas y series que más me gustaron en 2021. Debido a los protocolos de visionado impuestos por el streaming y el final de la ventana de exhibición que garantizaba el estreno exclusivo en salas por tres meses, los límites del año se han tornado un tanto difusos, por lo que opté por incluír algunos trabajos que vi a finales de 2019 y principios de 2022.

1 Annette. El amor que deviene en representación se torna en asfixia, violencia y explotación. Compuesto por Sparks y coprotagonizado por uno de los títeres más expresivos de la historia, este musical con alma de pesadilla es la plataforma ideal para experimentar el estilo pirotécnico de Leos Carax a su máxima potencia. Un filme audaz e imperfecto, gloriosamente imperfecto. (Mubi)

2 Petite Maman. Auxiliada por la foto de Claire Mathon, Céline Sciamma aborda obsesiones como la orfandad y la niñez rota en una pieza más cercana a la sencillez contemplativa de Hayao Miyazaki que a la tristeza de su guion para La vida de Calabacín. Una hermosa máquina del tiempo.

3 Succession. Todo lo que he escrito sobre Succession para Letras_Libres en una sola liga. Ensayo sobre las primeras dos temporadas y todas las Marcas Personales a la tercera. (HBO Max)

4 Titane. Lo más sorprendente de Titane no es la imaginería ni el paroxismo, sino la historia de aceptación entre Agathe Rouselle y Vincent Lindon, cuya expresividad corporal raya en lo milagroso. Un trabajo triunfal para Julia Ducournau y sus obsesiones de identidad, cuerpo y género. (Mubi)

5 The Card Counter. Paul Schrader prueba nuevos caminos expresivos y experimenta con elementos perturbadores (Abu Ghraib en “ojo de pescado”, distorsiones continuas en la banda sonora) para reflexionar sobre sus temas de siempre: redención, vacío y neón. Un trabajo que juega en la misma liga de Light Sleeper, Comfort of strangers, Affliction, First Reformed y Mishima. (Salas-Blu Ray)

6 Sin señas particulares. Esta cinta dirigida por Fernanda Valadez logra abstraer la violencia ejercida por el narco sobre las comunidades más vulnerables con una potencia casi insoportable. El México de los desplazados y desaparecidos retratado por una realizadora que conjuga un alto rigor investigativo con una sensibilidad estética que contrasta con habilidad el horror cotidiano con la enormidad del paisaje. Una película de carretera cuyo destino final es el infierno y la orfandad. Producida y coescrita por Astrid Rondero.   

7 The White Lotus. Mi reseña para Letras Libres, aquí (HBO Max)

8 The Lost Daughter. Respaldada por una estética que privilegia la fragmentación y las tomas cerradas -lo que subraya la asfixia existencial por encima de la belleza natural-, La hija oscura es un retrato claustrofóbico e inquietante sobre la dificultad de conciliar la maternidad con las pulsiones individuales. El compromiso del ensamble es total, pero Olivia Colman y Jessie Buckley están soberbias. Densa, hipnótica, sensual. (Netflix)

9 The Green Knight. “No conozco a ningún hombre que no vaya a encontrarse con la muerte”, le dice un envejecido y moribundo Rey Arturo a Sir Gawain con el afán de convencerlo para que cumpla su promesa y vaya al encuentro del Caballero Verde. ¿Qué vida merece ser vivida? ¿Para qué continuamos? ¿Cómo evitar convertirnos en fantasmas de nosotros mismos? ¿Cómo aspirar a un vida honorable? Las obsesiones usuales de David Lowery quedan en lo que quizá sea su película más imponente hasta ahora. (VOD-Apple TV-Cinepolis Klic)

10 No Sudden Move. El inteligente guion de Ed Solomon es propulsado por el desatado y psicodélico vigor estético de Steven Soderbergh, quien se redime de sus fallidos palomazos recientes. A estas alturas, casi un milagro.La secuencia de “ustedes no escriben las reglas” hace para Matt Damon lo mismo que hizo para Alec Baldwin la escena de “Always be closing” en Glenglarry Glen Ross: una inesperada intervención que será un referente obligado en los años por venir. Plus: la música de David Holmes, set cachondo y noir. (HBO Max)

11 Mad God. Un trabajo de stop motion que tardó tres décadas en completarse. La dedicación valió la pena: dirigida por el maestro Phil Tippettt, una de las pesadillas más logradas de lo que va del siglo. La secuencia del quirófano es espeluznante. Infierno somos. Genial. P.S. ¡Qué emocionante ver en semejante delirio a Alex Cox!

12 Pig. Una reflexión sobre la pérdida, la memoria y la necesidad de mantener un mínimo de integridad que le dé propósito a lo que hacemos (la gastronomía, en este caso). El diálogo entre Cage y el top chef temeroso de mostrar lo que es en sus platos vale toda la cinta.

13 The Father. El control estético de Florian Zeller lo posiciona como uno de los realizadores más interesantes de la actualidad. El set como personaje. Una inmersión mindfucking que enfiesta con Caligari y Lynch y manda al demonio al drama llorón. En medio de la pesadilla de la demencia senil: luz, ternura, belleza. Anthony Hopkins y Olivia Colman, icónicos.

14 El poder del perro. Poderes trastocados, deseos inconfesables, disfraz y realidad. Las obsesiones habituales de Jane Campion al servicio de una exploración íntima en torno a la masculinidad que en buena medida constituye el mito del alma americana. La vulnerabilidad que esconde el personaje de Benedict Cumberbatch es tan vasta como el paisaje que lo rodea. Cruel y enternecedora. (Netflix)

15 La voz humana. La adaptación de Pedro Almodóvar de La voz humana es el ejercicio de estilo más deslumbrante de su carrera. Una ruptura que libera al realizador español y le permite buscar nuevos horizontes estéticos. A veces el artificio es el mejor camino para redimensionar la voz perdida. Tilda Swinton, soberbia. (Mubi)

16 Can’t Get You Out of My Head. Cuando el flujo hipnótico de imágenes de archivo y las canciones pop se funden con el discurso sobre las raíces del malestar actual -la imposibilidad de conciliar individualismo y poder colectivo-, la serie vuela con potencia imparable. Una de las notas más altas de Adam Curtis, una obra esencial -y emocionantemente ambiciosa- pensada para entender dónde estamos. Conmovedor e hipnótico bombardeo de ideas. (Gratis en YouTube)

17 Summer of Soul. La secuencia en la que Mahalia Jackson y Mavis Staples cantan Take My Hand, Precious Lord en Summer of Soul, el notable y valiosísimo documental sobre el Festival Cultural de Harlem de 1969, es un bálsamo solar que lo cura todo. Una labor de amor de Questlove. (Star+)

18 Ian McKellen On Stage. La grabación del one man show diseñado para celebrar su cumpleaños 80. Anécdotas, poemas, escenas icónicas. McKellen deslumbra con una maestría aplastante que quita el aliento y te deja convencido que has visto al mejor actor del planeta. Legendario. (En la app del National Theatre).

19 Lamb. (Dýrið, “El animal»). Opera prima de Valdimar Jóhannsson que reflexiona sobre la ética de la antropomorfización en clave de relato mítico popular. Tierna e inquietante. La naturaleza no regala nada; todo lo que tomamos de ella es un robo. Todo. (Salas)

20 Shiva Baby. Una comedia de empoderamiento sexual sobre las dificultades de encontrar voz y camino propio en una comunidad donde todos te dicen lo que debes hacer. La atmósfera del funeral, entre hilarante y aterradora, es un prodigio. Prometedor debut de Emma Seligman. Un showcase del talento de Rachel Sennot, quien concilia inteligencia, sensualidad y confusión en un personaje complejo y demandante. (Mubi)

21 West Side Story. Lo que en inicio sonaba como una apuesta fuera de toda lógica (¿se puede mejorar o reversionar un clásico tan definitivo como la cinta original de Robert Wise basada en el musical más exitoso de todos los tiempos?), terminó por ser un recordatorio irrebatible del desbordante talento cinematográfico de Steven Spielberg. ¿Quién puede negar el genio detrás de esa secuencia en el gimnasio? Eterno. (Salas)

22 Luca. Pixar privilegia la sencillez por encima del alto concepto o el exceso de producción. El final -una reinterpretación cariñosa del cierre de I Vitelloni, de Fellini- es una genialidad absoluta. Lágrimas felices. Silenzio, Bruno! Como coming of age y homenaje a viejos maestros, Luca > Fue la mano de Dios. (Disney+)

23 Inside. Bo Burnham es una fuerza de la naturaleza: dirige, escribe, actúa, compone y canta. Su mayor virtud, empero, es la de conciliar crítica y emotividad, sea en espectáculos de comedia o películas (la entrañable Eight Grade). En Inside, un especial realizado para Netflix en su departamento, transmite nobleza, inteligencia y desenfado a través de una estética que resume la lógica de las múltiples pantallas que habitan las narrativas actuales. Un manifiesto contra la locura y el hartazgo provocados por la pandemia. (Netflix)

24 Get Back. Más que una pieza de ocho horas dividida en tres partes, este documental se asemeja más a una instalación de arte que a una narración convencional: Get Back podría exhibirse como un bucle sin fin en una habitación con pantallas en las cuatro paredes sin perder una pizca de sentido. Momento favorito: el nacimiento de Get Back, la canción. Toda una lección de creatividad. (Disney+)

25 The Velvet Underground. Este documental de Todd Haynes es un sentido homenaje a la escena cultural neoyorquina de los 60 a través del retrato de la banda conformada por Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Moe Tucker. La pantalla dividida concilia claridad narrativa con un flujo de imágenes que funciona como un flujo de conciencia alterno de la misma cinta. El efecto acumulativo es conmovedor. Un pretexto magnífico para revisitar la genialidad de los artistas que orbitaban alrededor de la figura de Andy Warhol. (Apple TV)

26 Loki. En el controlado mundo de Marvel, el actor Tom Hiddleston consigue lo impensable: inyectarle densidad picaresca a un personaje que en otras manos sería tan anodino y previsible como una ensalada de lechuga. Lo que hace con Loki, el hermano villanesco de Thor, es casi subversivo. La cultura popular es el sueño colectivo que nos vincula más allá de odios y diferencias. Loki entiende este romance y habita diversos componentes de los múltiples universos posibles del pop: Melancolía, Blade Runner, Borges, Bradbury, 1984, etcétera. Entretenidísima. (Disney+)

27 Duna. Ironía de ironías: Buena parte de la crítica que afirma que todo tiempo pasado fue mejor y que se queja mes tras mes de la muerte de la sala cinematográfica fue el mismo sector que no dudó en destrozar este gozoso espectáculo visual de Denis Villeneuve, incluso ¡antes de haberlo visto! Afortunadamente, la filmación de la segunda parte está asegurada. ¿Estamos ante el nacimiento de una nueva franquicia (obvio objetivo de los productores)? Para disfrutarse en IMAX. (HBO Max)

28 Censor. Concebir al cine como un virus que se apodera de la voluntad es una idea seductora, pero somos los directores de nuestra propia película. La locura no se contagia, emana de nosotros. Censor. Mindfuck de Prano Bailey-Bond. Textura, cinefilia y riesgo. Peeping Tom vive aquí.

29 Sin tiempo para morir. La verdadera despedida de la desigual pero espectacular y entrañable No time to die no es el final épico legendario, sino la escena en la que Ana de Armas le desea suerte a Daniel Craig. La clave para la perdurabilidad de la franquicia está en Paloma, no en Bond. Craig, extraordinario. (Salas)

30 Mare of Easttown. Las pantallas solían estar repletas de historias de policías cuya obsesión por el trabajo derivaba en un alto costo personal en términos de relaciones familiares y bienestar emocional. Ante el surgimiento de movimientos como Black Lives Matter, Hollywood se ha alejado de las narrativas de policías rebeldes. Esta serie creada por Brad Ingelsby retoma el tropo del “policía torturado” con una protagonista femenina, la detective Mare Sheehan, interpretada por Kate Winslet. Un thriller envolvente que también funciona como drama familiar. (HBO Max)

31 Una historia de policías. Dirigido por Alonso Ruizpalacios, este documental cuenta la historia de Teresa y Montoya, una pareja de oficiales de policía conocidos como “la patrulla del amor”. El diálogo y las voces provienen de los verdaderos Teresa y Montoya, pero la representación de lo narrado es ejecutada por actores que rompen la cuarta pared a la mitad del relato. Una reflexión inteligente sobre los desafíos titánicos que implica ser policía en México. (Netflix)

32 Curb your enthusiasm. La onceava temporada mantiene el nivel de las 10 anteriores e incluso lleva el egoísmo de Larry David a niveles más hilarantes. Aquí una apreciación de la serie y su relevancia durante esta pandemia.    (HBO Max)

33 The Suicide Squad. The Suicide Squad es el divertimento emotivo que las franquicias prometen todo el tiempo, pero rara vez entregan. La diferencia: el asunto no está hecho del todo por un algoritmo y James Gunn logra imprimirle imaginación y texturas propias (¡esa mamá alleniana!). (HBO Max)

34 Only Murders in the Building. Amén de la trasnochada obsesión de celebrar los clichés neoyorquinos de siempre, Only Murders in the Building es un entretenimiento eficaz y narrativamente ingenioso que incluso logra sobreponerse a la robótica presencia de Selena Gómez. Una sorpresa. (Star+)

35 Wrath of Man. Guy Ritchie abandona la cámara lenta y los chistes de siempre para hacer un LA noir coral estilo Heat. Ritchie, obvio, no es Mann, pero el resultado es envolvente y entretenido. Jason Statham asume con gracia y aplomo la gravedad del relato. (Salas)

36 El juego del calamar. La muñeca gigante que aniquila con tiros de precisión milimétrica a los jugadores en el primer episodio es la imagen que define el 2021. Del colega en el trabajo a la señora que vende tamales en la esquina, todos hablaron, así fuera por unos días, de El juego del calamar. Nobleza obliga: casi nada genera ya ese nivel de atención. (Netflix)

37 The Rescue. Si bien evade algunas controversias -Elon Musk -, este documental es un recuento emotivo del rescate de 12 niños y su entrenador de una cueva tailandesa en 2018. La colisión entre los buceadores reacios a trabajar en equipo y los Seals es particularmente interesante. (Disney+)

38 Sorry. Quizá no esté tan cohesionado como otros sets de Louis C.K., ni sea tan salvaje como el especial anterior (Sincerely), pero las partes de la banana, Good Will Hunting y la discriminación contra la gente gorda son el equivalente de encontrarse una coca cola helada en el desierto. (Se puede comprar en la página de Louis C.K.)

39 Invincible. “I do love your mother… but she is more like a pet to me”.  La línea del año en el cierre de temporada de Invincible. (Amazon Prime)

40 A Quiet Place 2. La secuencia inicial es espectacular: toda una masterclass sobre cómo generar tensión y ominosidad bajo la lógica de menos es más. Esa apertura es nivel Spielberg era Guerra de los Mundos. Lo demás se queda un poco corto. (Salas)

41 Silent Night. Ácida, cruel, perturbadora. Silent Night es la sátira negra apocalíptica que realmente nos merecemos. ¡No tomen la exit pill! Silent Night >Don’t Look Up. (Salas)

42 Godzilla vs. Kong. Nunca llega a ser bella o avasalladora, pero este entretenimiento es una curiosa orgía de influencias donde el monsterverse se encama de manera enjundiosa y divertida con Blade Runner. Hasta Junkie XL suena a Vangelis vía Zimmer y Walfish. (Salas)

43 Primal. Esta serie animada de Genndy Tartakovsky trata la imposibilidad de ser pacífico en un mundo caótico e indolente. La inviabilidad del paraíso está filmada con una expresividad trágica que recuerda al mejor Terence Malick. Desde Mad Max: Fury Road no se veían “secuencias de acción” de una riqueza plástica tan expresiva. (HBO Max)

44 Ceros y unos. Un editorial de Abel Ferrara sobre el estado de las cosas en estos tiempos pandémicos. Ansiedad, miedo. Un trabajo irregular con dos enormes activos: la amenazante atmósfera del mejor Ferrara (Ms. 45, Bad LT) y un poderoso soliloquio apocalíptico de Ethan Hawke.

45 Saint Maud. Buscar sentido divino en el dolor deriva en soledad, locura y paroxismo. Esa parece ser la tesis de Saint Maud, la hábil ópera prima de Rose Glass, quien construye un perturbador estudio de personaje en torno al martirio y la fragmentación de la personalidad.

46 Nobody. Con la excepción del soberbio plano secuencia que introduce al personaje de Yulian (Alexsei Serebriakov), Nobody carece del brío estético que caracteriza a la saga de John Wick, su obvia inspiración. No importa. Bob Odenkirk y Christopher Lloyd la convierten en un divertido palomazo que merece verse en sala. (Salas)

47 Riders of Justice. Un thriller de venganza que sin mayores aspavientos subvierte varios de los elementos del género para asumirse como una reflexión cómica sobre la ociosidad de encontrar patrones que expliquen el sentido de la existencia. Plus: Mads Mikkelsen en suéter navideño.

48 The Tragedy of Macbeth. Difícilmente la obra maestra que varios señalaban -incluso, de nuevo, ¡antes de haberla visto!-, esta adaptación de Joel Coen es tan ágil e ingrávida que nunca desarrolla una dimensión genuinamente trágica. Sin embargo, la potencia cinematográfica de los minutos finales y la textura un tanto absurda de la actuación de Washington la tornan en un ejercicio interesante y digno de verse en la pantalla más grande que se pueda encontrar. (Apple TV)

49 Spider-man: No Way Home. Sí, claro, la cinta es la emblematiza todo lo que está mal con el negocio de la exhibición cinematográfica, pero también es un eficiente juego mecánico al que difícilmente se le puede hacer el feo una vez que se entra a Disneylandia. (Salas)

50 Bad Luck Banging or Loony Porn. La anécdota que equipara el escudo de Atenea usado por Perseo para matar a Medusa con la función del cine me pareció monumental. Enfrentar al horror. Vaya forma de resumir por qué necesitamos más y mejor cine.

Bonus track: Procession. El cine como posibilidad para encontrar esperanza para seguir adelante, decirle jódete al pasado y recuperar la vida arrebatada. (Netflix)

diciembre 30, 2021

Absolute Succession

por Mauricio González Lara

Todo lo que he escrito sobre Succession hasta ahora para Letras Libres

Succession: Matar al padre (análisis de las primeras dos temporadas)

Marca personal a Succession: ¡Muerte a Moby Dick! (análisis de los primeros dos capítulos de la tercera temporada)

Marca personal a Succession: Entre Nerón y The Beatles (análisis de los capítulos tres y cuatro de la tercera temporada)

Marca personal a Succession: La nueva decadencia (análisis de los capítulos cinco y seis de la tercera temporada)

Marca personal a Succession: Demonios de cumpleaños. (análisis del capítulo siete de la tercera temporada)

Marca personal a Succession: Vampiros en la Toscana (análisis del capítulo ocho de la tercera temporada)

Marca personal a Succession: Matar a los hijos (análisis del episodio nueve -y final-de la tercera temporada)

abril 17, 2020

Absolute Mad Men

por Mauricio González Lara

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Todo lo que he escrito sobre Mad Men (ensayo, recaps y entrevista con Matthew Weiner).

Enjoy!

Quinta temporada

Mad Men: presente continuo. Notas sobre la quinta temporada

https://perdidoenelsiglo.com/2012/11/30/mad-men-presente-continuo-notas-sobre-la-quinta-temporada/

Sexta temporada

The Doorway

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-doorway

The Collaborators y To Have and to Hold

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-collaborators-y-to-have-and-to-hold

The Flood

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-flood

For Immediate release

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-for-immediate-release

Man With a Plan

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-man-plan

The Crash

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-crash

The Better Half

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-better-half

A Tale of Two Cities

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-tale-of-two-cities

Favors

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-favors

The Quality of Mercy e In Care Of

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-quality-of-mercy-e-care-of

Séptima temporada

Time Zones y A Day’s Work

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-time-zones-y-days-work

Field Trip

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-field-trip

The Monolith

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-monolith

The Runaway´s

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-runaways

The Strategy y Waterloo

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-strategy-y-waterloo

Severance y New Business

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-severance-y-new-business

The Forecast

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-forecast

Time and Life

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-time-and-life

Lost Horizon

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-lost-horizon

The Milk and Honey Route

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-milk-and-honey-route

Person to Person

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/cinetv/marca-personal-mad-men-person-to-person

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Epílogo: Entrevista con Matthew Weiner

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/entrevista-matthew-weiner

enero 11, 2020

Las 50 estaciones de 2019

por Mauricio González Lara

Mis trabajos audiovisuales favoritos de 2019. Como en años pasados, me abstuve de elaborar clasificaciones diferentes entre series, películas, streaming, VOD y estrenos en salas cinematográficas. ¡Todo es cinéma, carajo! Un recorrido por 50 estaciones.

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1 Dragged across concrete. La tercera cinta de S. Craigh Zahler es un relato coral de pobres diablos que luchan contra una circunstancia agobiante, un noir megahardboiled de devastadora crueldad y un despliegue estético de milagrosa economía. Mel Gibson luce hermoso y crepuscular. Áspera, brutal, brillante. La Heat de Zahler.

2 Parásitos. En esta obra de Bong Joon-Ho la mal llamada meritocracia no es otra cosa más que una absurda cadena de recomendaciones que fomenta el fraude depredador. En un mundo justo, la familia parásita -todos hábiles e inteligentísimos- merecerían esa casa ideal, y no habitar el subsuelo como cucarachas que apestan a trapo húmedo. Una postal del malestar de 2019. ¡Échenle ganas! O mejor no.

3 The Irishman. Más que un greatest hits de tropos gangsteriles scorsesianos, The Irishman es un triángulo similar a La edad de la inocencia, donde un hombre sacrifica el amor que siente por una persona (Pfeiffer) para serle leal a otra que representa un sistema cruel que no duda en masacrar su alma (Ryder). La doble función no es con Goodfellas o Casino. 

La hora de Rodrigo Prieto. Una entrevista que sostuve con el fotógrafo mexicano donde discute, entre otras cosas, la estética de The Irishman.

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4 Criaturas fronterizas. Más allá de ser un bello -aunque nada ingenuo- romance fantástico que también funciona como thriller sobre el terror a la otredad y la miseria humana, este filme de Ali Abassi posee una de las secuencias sexuales más feroces del cine reciente. Hasta se antoja ser troll.

5 Chernobyl. El átomo y la posverdad,  mi ensayo para Letras Libres, “aquí

6 Fleabag (2a temporada). Entre la culpa y la cuarta pared, ensayo para Letras Libres, “aquí

7 The souvenir. Nos encontramos frente a un relato sobre el viaje interno que una joven artista realiza para encontrar una voz creativa. Verla solo como una historia de amor burgués con una persona tóxica/intoxicada es de plano perder el punto. El impresionismo sobrio de Joanna Hogg seduce e intriga. La toma donde la protagonista mira directamente a la cámara, casi al final de la cinta, es una de las imágenes más memorables de la década.

8 Había una vez en Hollywood. Repleta de polémicas ideas meta-alucinantes (Tyler Durden vs. la villa diabólica de hippies y el editorial sobre la cancelación disfrazado de diálogo de odio generacional sesentero), Había una vez en Hollywood es una experiencia emotiva y fantasmagórica. Los finales felices, lo sabemos, sólo suceden en el cine, en ese lugar a punto de desaparecer llamado Hollywood. ¡Bravo, Quentin!

9 Las niñas bien. Algo ominoso y perturbador se esconde detrás de la dulce evasión de las princesas en Las niñas bien, de Alejandra Márquez Abella. Crisis y mariposas negras. El desplome es casi narcótico. Rara vez se explora esta clase de atmósfera en el cine mexicano. Un triunfo.

10 Cold War. La deriva y la crisis de identidad se extravían en un vértigo que abarca varios países y décadas en esta cinta cuyo universo es capaz de abarcar a Wajda, el jazz, el paseo en bote estilo Charade y el romance condenado al fracaso en apenas 90 minutos. Gloriosa contundencia de Pawel Pawlikowski.

11 Succession (2ª temporada). Matar al padre, ensayo para Letras Libres, “aquí”.

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12 Too old to die Young. Streaming sin complejos, ensayo para Letras Libres, “aquí

13 Mi nombre es Dolemite.  El regreso de Eddie Murphy, ensayo para Letras libres, “aquí

14 Ford vs. Ferrari. Efectivo divertimento dirigido con brío estético por James Mangold. La avasalladora maquinaria industrial se impone sobre todos y cualquier cosa, casi siempre gracias a la cooptación de la innovación personal. Matt Damon, cada vez más sólido.

15 Largo viaje hacia la noche. Acompañado de los fantasmas que deambulan por las ruinas de su mente, el protagonista de este filme deBi Gan habita un hechizo de tiempo a punto de desaparecer. La alquimia onírica en 3D de los últimos 50 minutos estremece y purifica. Eternidad y evanescencia. Una bengala.

16 Atlantique. Sin un mínimo de justicia que permita la viabilidad de un futuro mejor no habrá descanso para los fantasmas atormentados por la explotación y el engaño en este bello debut de Mati Diop. El hipnótico score es de Fatima Al Qadiri.

17 Mindhunter (2ª temporada). Adiós al hogar soñado, ensayo para Letras Libres, “aquí”.

18 Transit. Christian Pretzold aborda de nuevo su obsesión recurrente: la reconfiguración de la identidad existencial y amorosa ante la guerra que trastoca el tiempo y el espacio. Espectros en el camino hacia ninguna parte.

19 La mula. La estructura narrativa de entregas on the road sobre la que fluye alegre el frágil Clint Eastwood con sus kilotes de cocaína luce sencilla y fácil. No lo es. La mula es la destilación humilde de décadas de oficio narrativo; la firma de un maestro en paz frente al final. Icono.

20 La favorita. De todo el bestiario de Yorgos Lanthimos, esta película es la entrada más divertida, (aunque no la más potente). El prodigioso timing con la que el trío actoral se tira cubetas de mala leche le inyecta una agilidad inusual a la edición seca del realizador. Una gozada.

21 Un asunto de familia. Los retratos de familia de Hirokazu Koreeda transpiran calidez y buenos sentimientos al tiempo que desgastan y cuestionan. Todo, eso sí, siempre termina en lágrimas. Este no es la excepción. Ni modo: no hay otra forma de sanar y seguir adelante.

22 John Wick 3. Como muchos, esperaba una babosada industrial cuando fui a ver la primera John Wick en 2014. Como ratifica esta tercera entrega, este mundo terminó siendo una de las experiencias estéticas más satisfactorias de la década.

23 Us. Mi comentario en audio, “aquí”.

24 Midsommar. Intoxicado, a la hora de las netas, un amigo dudoso del novio del personaje interpretado por Florence Pugh afirma:  “ustedes son mi verdadera familia”. Para Aster, claro, toda familia es maligna e inevitable, el infierno. El prólogo es el primo del inicio de Anticristo, de Lars von Trier: la intensidad volada, el descuido de la familia, la nieve, el tono de reprimenda moral. Vaya pesadilla.

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25 Ghosts of Sugar Land. ¿Quién traicionó a quién:  la banda de cuates musulmanes que no supieron entender la alienación del amigo afroamericano, o el negro musulmán que se radicaliza y desconoce al país que lo procreó, esa tierra de símbolos y máscaras pop ajena y distante de su corazón y mente?

26 Under the Silver Lake. Un noir angelino pacheco reimaginado como zine alucinógeno de Charles Burns. Una cinta hecha con libertad, quizá con demasiada libertad. Digna nieta de The Long Goodbye, de Robert Altman. 

27 Boda sangrienta. Esta pieza de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett es una divertida comedia de horror sobre la tradición del privilegio depredador del uno por ciento. Me recordó a Society, de Brian Yuzna. No alcanza ese nivel de locura, pero los últimos minutos son delirantes.

28 Ad Astra. El argumento está lleno de hoyos y la semejanza de la primera mitad con Apocalipsis ahora (voz en off y animal salvaje incluidos) sea quizá excesiva. No importa: esta ambiciosa aventura de James Gray es majestuosa y emocionante. “Todo lo que tenemos somos nosotros”.

29 American Factory. Documental sobre la instalación de una planta de Fuyao -fabricante chino de vidrio para coches- en Ohio. El choque entre la cultura china de sacrificio grupal y la lucha de la clase trabajadora de EU por preservar derechos históricos es fascinante. Distribuida por Higher Ground, un esfuerzo de los Obama para apoyar proyectos de storytelling que ayuden a entender cómo vive el otro la globalización a un nivel íntimo. Romper la burbuja, conectar con los demás. Creo que lo logran.

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30 The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley. Mi comentario en audio, “aquí”.

31 Crawl. Si bien se habría beneficiado de varios litros más de sangre -y carece del desparpajo suficiente para ser un genuino placer serie b-, Crawl entretiene gracias a una bola de imponentes cocodrilos asesinos y la dirección elegante de Alexandre Aja. Un palomazo sin grasa.

32 La camarista. Algunos comparan esta cinta de Lila Avilés con Roma. ¿En serio? En realidad, forma parte de una trilogía involuntaria junto a Workers y Tiempo compartido. El individuo contra un esquema laboral cruel y agobiante que amenaza con hundirlo en la alienación y aplastar su libertad.

33 Leaving Neverland. Las varias muertes de Michael Jackson, ensayo para ContraRéplica, “aquí”.

34 Nunca llegarán a viejos. El trabajo de reconstrucción es impresionante: la vivacidad de los rostros en 3D de los soldados del ayer es, en sí misma, una instalación que merece ser vista varias veces, y no forzosamente en una sala.

35 El ángel. Mi comentario en audio “aquí

36 Rolling Thunder Revue. Mi comentario en audio, “aquí

37 Suspiria. Aquelarres y magia negra, texto para Eje Central, “aquí”.

38 Generation Wealth. Generación riqueza, texto para Eje Central, “aquí

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39 Eight Grade. Mi comentario en audio, “aquí

40 The crown (3a temporada). Esta temporada de The Crown brilla por la densidad y maestría en la ejecución (véase la sorprendente gravitas de Moondust, por ejemplo). Merece más amor, de hecho.

41 Watchmen. Llena de ideas alucinantes: la reflexión intertextual sobre cómo el entretenimiento nos ha hipnotizado para reforzar odios raciales desde El nacimiento de una nación, las pastillas de nostalgia, la hija que en realidad es la madre y un largo etcétera. Plus: Jeremy Irons como Adrian Veidt, “Ozymandias”. No hubo mejor casting este año. Inspiradísima elección

42 Perdí mi cuerpo. El relato más conmovedor de desmembramiento y/o segmentación corporal y espiritual desde El vizconde demediado, de Italo Calvino. La sorpresa animada de 2019.

43 Clímax. Mi comentario en audio, “aquí”.

44 Dolor y gloria. Mucho dolor, poca gloria y menos humor. Con todo, disfrutable. Lo mejor: la siempre compñlicada relación con la madre. Propuesta a El Deseo: hagan la serie El ropero de Almodóvar. En cada capítulo, Almodóvar (Banderas), cuenta una historia de su pasado, detonada por el recuerdo que le trae un objeto de su pasado. ¡Hit!La última toma, eso sí, es la firma de un maestro que aún tiene mucho que dar.

45 The Deuce (3a temporada). El fin del viejo porno, el nacimiento del nuevo, la alegoría con la muerte del cinéma, el Sida, la ciudad repleta de cadáveres vivientes, la incapacidad de abandonar viejos vicios, y el amor, el amor pese a todo. Cruel, sentimental, cursi e innegablemente poderosa,  la temporada final de The Deuce te deja desolado y en lágrimas. Los brazos del tiempo.

46 El libro de imágenes. Conformada por astringentes sampleos cinematográficos, El libro de imágenes es un desplante filosófico exasperante que deviene en un bello lamento sobre nuestra estupidez y violencia. Redundancias, rimas. El cine es palabra y la palabra, imagen. Ese es nuestro lenguaje.

47 The Morning Show. Una telenovela que asume con solvencia el reto de abordar la discriminación sexual en el trabajo en la era del Me Too. Lejana del pensamiento binario que caracteriza el debate. El cierre de temporada, admito, es una reverenda mierda.

48 Hustlers. Si bien una visión menos condescendiente y con algo de mala leche habría redundado en una cinta infinitamente más interesante, Lorene Scarafaria dirige con brío e inventiva. Y sí: JLo superstar. Ella debió haber sido la líder de Ocean´s 8, y no Sandrita Bullock.

49 Guasón. Que si el Scorsese Universe setentero, que si Network, que si Friedkin, y sí, CLARAMENTE mama de todo eso, pero el Joker de Phoenix y Phillips también le toma prestado a Gloria Swanson y Sunset Boulevard. Uno wanna be y otra has been, pero ambos divas en busca del closeup. Un trabajo astuto, sin duda.

50 Toy Story 4. La película despliega un juego referencial que la emparenta temáticamente con Frankenstein, La novia de Frankenstein, Blade Runner y AI (Gabby es casi un remix del niño juguete de Spielberg). Todos, al final, somos basura; desechos del amor y su capricho. La realidad vs. lo real. Inteligente, aunque de menor resonancia que las anteriores.

Bonus tracks:

La restauración: Amazing Grace. Este concierto gospel restaurado de Aretha Franklin filmado por Sidney Pollack, trasciende lo religioso. Hasta Satanás se hincaría fente a la emotividad de Aretha y el reverendo James Cleveland. Esencial para entender la música del siglo pasado.

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La despedida: The Old Man and the Gun. Dirigida sin aspavientos y con reverencial ternura por David Lowery, The old man and the Gun cierra la cortina actoral de Robert Redford, zorro elegante cuya grandeza mítica nunca pasó por la violencia asesina, aunque sí por la soledad y la melancolía. Una brisa de verano.

Lo inefable: High life. Demencia, paroxismo, sexo, fluidos, deriva. High Life es una narcótica pesadilla carcelaria en el espacio que deviene en luminoso despliegue de esperanza paternal. Otra demostración de potencia de Claire Denis en formidable despliegue de sus obsesiones autorales. Aún no termino de digerirla.

noviembre 26, 2019

Las varias muertes de Michael Jackson

por Mauricio González Lara

*Este texto se publicó originalmente en abril de 2019 en Contraréplica

Leaving Neverland, documental que narra los abusos sexuales perpetrados por Michael Jackson en el rancho Neverland, obliga a plantearnos una pregunta incómoda: ¿qué hacer con el legado cultural del “Rey del pop”?

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Michael Jackson ha experimentado varias muertes a lo largo de su existencia. La física ocurrió el 25 de junio de 2009 en una mansión de North Carolwood Drive, población localizada en Los Ángeles, California. Provocado por una sobredosis de Propofol y Benzodiazepinas, el fallecimiento sorprendió al mundo entero. No sólo debido a la relativa juventud del cantante, quien apenas superaba los 50 años, sino por la expectativa generada por This is it, una serie de conciertos programada para celebrarse ese verano en Londres. Más que una manifestación de renovada energía creativa por parte del artista, quien se había mantenido alejado de toda actividad musical tras el desempeño relativamente mediocre del álbum Invincible, el objetivo principal de This is it era la resurrección económica. Los fanáticos que agotaron los cientos de miles de boletos disponibles en cuestión de minutos no alcanzaron a disfrutar el retorno del ídolo, quien agobiado por las deudas y los malos manejos financieros accedió a regañadientes a realizar las presentaciones que supuestamente marcarían el final de su carrera.

Irónicamente, la muerte corpórea reactivó a la estrella como una referencia en el imaginario colectivo mundial. Su influencia es irrebatible. Pharrell, Bruno Mars y Justin Timberlake, entre muchos otros, no serían nada sin Jackson, una luminaria cuya habilidad para combinar la destreza y excentricidad dancística con un pop infectado de elementos del funk y el disco rayó siempre en lo prodigioso. La muerte del creador de Bad y Off the Wall también evidenció la pulverización de la industria musical, incapaz ya de producir fenómenos masivos. No importaba si se vivía en Asia o México, o si el escucha era de raza blanca o negra, ningún hogar de clase media estaba completo en los ochenta si carecía de una copia de Thriller, un objeto pop que llegó a ser casi tan ubicuo la Coca-Cola. Ningún artista puede presumir un logro así en la fragmentada oferta cultural de este siglo.

A casi diez años de su deceso, el “Rey del pop” enfrenta un nuevo golpe, una muerte más traumática y difícil de asimilar que la misma desaparición física. El 25 de enero, en el marco del festival de cine de Sundance, se exhibió por primera vez Leaving Neverland, documental dirigido y producido por el cineasta británico Dan Reed que gira en torno a los testimonios de Wade Robson y Jimmy Safechuck, dos hombres que narran las experiencias que vivieron con la estrella cuando fueron niños, las cuales incluyeron abuso sexual y múltiples formas de manipulación emocional y sicológica. De más de cuatro horas de duración, la cinta es devastadora: los detalles y las descripciones gráficas, coincidentes en ambos casos, no dejan lugar a la duda razonable: Jackson abusó de Robson y Safechuck a lo largo de un periodo que abarca poco más de un lustro e inicia cuando tenían 7 y 10 años, respectivamente. El primer contacto se da de manera casi inocente. Robson conoce a Jackson gracias a que gana un concurso de baile en Australia; Safechuck como resultado de interactuar con el ídolo en un comercial de Pepsi. La seducción es intoxicante: el “Rey del pop” les dice que son ángeles, criaturas maravillosas que merecen lo mejor que la humanidad puede ofrecer. El cantante se empeña en que los niños se sientan especiales. El cortejo se extiende a las familias: viajes, comodidades, lujos, dinero. La madre de Robson incluso se muda a Los Ángeles como resultado de una promesa de apoyo económico a cambio de que Jackson pase más tiempo con su hijo. Abrumados por la fantasía (“construí Neverland para ustedes”, les expresa el cantante), los niños se entregan con la fe del converso que abraza una nueva religión. Antes de erigirse como el “Rey del pop”, Michael tuvo que soportar el trato violento de su padre, el tristemente célebre Joe Jackson, quien lo sometió a humillaciones y brutales rutinas de entrenamiento con el fin de convertirlo en un ídolo.

Un acierto sustancial de Leaving Neverland es que no intenta dibujar un perfil sicológico del artista; el interés, por el contrario, consiste en explicar los mecanismos que conforman la trampa para que la dinámica de abuso se desdoble sin represalias o el temor a ser descubiertos. Una vez comenzado el contacto físico, Jackson es insaciable. El sexo se extiende por todos los rincones de Neverland: recamaras, piscina, cine, jardines, carrusel. Los afectados ni siquiera lo perciben como abuso. Tanto Robson como Safechuck expresan sin resquemor el amor profundo que sintieron durante la infancia, cuando el cantante era “el universo” y “Neverland un paraíso que prometía un cuento de hadas cada noche”. Es complicado ver la verdad cuando se está cegado por el sol, y para los niños Robson y Safechuck no había estrella más luminosa que Michael.

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Complicidades y negación

La etapa idílica en Neverland dura apenas unos meses. El documental señala como punto de ruptura la relación con Macaulay Culkin, el hoy olvidado protagonista de las cintas de Home Alone. En 1991, Culkin accede a aparecer en el video de Black and White y se convierte en el nuevo príncipe de Jackson. Pese a ser apenas utilizados como objetos sexuales de segunda mesa, Robson y Safechuck nunca dejan de ser leales. El artista se presenta ante ellos como una víctima que sacrificó todo para inyectarle felicidad al mundo. La dinámica es similar a la que ejerce el gurú de una secta: la realidad se divide entre los elegidos de Dios que habitan una burbuja autárquica (Neverland) y los agresores infieles que buscan destruir el paraíso. Jackson se proyecta como un Peter Pan que requiere del apoyo infantil para hacerle frente a la soledad y las amenazas del exterior. El poder que esta narrativa ejerce en Robson y Safechuck es tan intenso que, ya como adultos, acceden a colaborar con los abogados del cantante para desacreditar las demandas de abuso formuladas en años posteriores.

La toma de conciencia y el consecuente daño sicológico llegan después, cuando la confusión, los secretos y la vergüenza se tornan inmanejables frente a las responsabilidades de la vida adulta. La paternidad juega un papel decisivo. Los minutos finales de Leaving Neverland revelan a un par de hombres temerosos de establecer vínculos profundos con las personas que los rodean. La sanación, concluyen, no es una línea en la arena, sino un viaje por emprender. Para comenzar el recorrido es imperativo reconocer que toda su infancia estaba basada en una mentira: el amor inocente y desinteresado de Michael. Robson, un coreógrafo con una carrera exitosa que incluye montajes con Nsync y Britney Spears, se expresa con relativa entereza. Safechuck, en cambio, luce nervioso y vulnerable, como el niño asustado que alguna vez fue. Mentalmente, intuimos, Safechuck aún continúa atrapado en Neverland.

Tras la premier en Sundance, Leaving Neverland fue transmitida por una cadena de televisión de paga y se encuentra disponible en streaming a través de la aplicación HBO GO. El revuelo provocado por la cinta ha generado dos grandes conversaciones sobre la figura del “Rey del pop”. La primera se relaciona con la complicidad y el reconocimiento. Los trastornos de personalidad de Jackson no se dan en el vacío. Si bien el documental se abstiene de sugerir la abierta colaboración de los padres de Robson y Safechuck en la pedofilia de Jackson, cuesta trabajo aceptar que fueran totalmente inocentes respecto a las verdaderas intenciones del artista. Safechuck, de hecho, ha manifestado que le resulta más fácil perdonar a Jackson que a su propia madre. La degradación física y mental del cantante era inocultable a mediados de los noventa: el chico negro y jovial del Thriller se había convertido en un grotesco hombre blanco cuyo rostro era una máscara inexpresiva y deforme. El público de la época percibía algo perturbador en el comportamiento infantiloide de Jackson -actitud que le ganó el mote de Wacko Jacko en los tabloides británicos-, pero optó por ignorar las señales de alerta a cambio de un suministro constante de baile y canciones.

La fama crea una clase especial de impunidad, sobre todo en personalidades que consideramos “más grandes que la vida”. Sin verdaderamente proponérselo, el documental nos obliga a reconocer nuestra propia complicidad en los abusos perpetrados por Jackson. La segunda conversación generada por Leaving Neverland se centra precisamente en este dilema: ahora que no podemos negar que era un monstruo, ¿qué hacer con la música del “Rey del pop”?

Muerte definitiva

La cultura popular tiende a enfrentar sus pesadillas con ingenio. Prueba de ello es el Ayuwoki, el meme de moda en redes sociales compuesto por un animatronic de Elvis Presley y una máscara con el rostro deformado de Jackson. Si bien la imagen está tomada de un video que data de 2009 (My Ghoul Jackson, de Thomas Rengstorff), el nombre alude a la mala pronunciación de la frase “Annie, are you ok?” de la canción Smooth Criminal. La leyenda con la que se viralizo el meme cuenta que el Ayuwoki se aparece al filo de las tres de la madrugada para perpetrar actos impensables en los hogares donde encuentre personas despiertas.

En «Teddy Perkins», sexto episodio de la segunda temporada de Atlanta, serie creada y protagonizada por Donald Glover, Darius (Lakeith Stanfield) responde a un anuncio clasificado que ofrece un piano con teclas de colores. El instrumento es propiedad de dos hermanos: Benny Hope y Teddy Perkins. El primero fue una estrella que tocó con grandes músicos y vive recluido en una mansión debido a una enfermedad que le impide tomar la luz del sol; el segundo es un músico de menor nivel cuya existencia gira en torno al cuidado de Benny. Perkins ha transformado su aspecto mediante procesos de blanqueamiento de piel y cirugías que han tornado su cara en una máscara de perpetua expresión amable. Ambos hermanos fueron víctimas de un padre severo que los golpeaba bajo el argumento de que el rigor físico los convertiría en artistas. Detrás de su comportamiento afable e inofensivo, Perkins esconde planes siniestros para Darius. El episodio es un efectivo relato de horror que funciona como una deconstrucción de la figura trágica del “Rey del pop”, quien es presentado como víctima y victimario.

Hoy no son pocos los que demandan la muerte cultural de Jackson a través de un boicot a su música. A estas alturas, el reclamo se antoja ocioso y un tanto hipócrita: todos los que crecimos con canciones como Billy Jean, Bad y Dirty Diana sabíamos que había algo podrido en la vida del artista, pero nunca hicimos nada para evitarlo. Quizá sea tiempo, eso sí, de redimensionar la manera acrítica en la que nos relacionamos con nuestros héroes culturales y evitar futuros ciclos de complicidad.

Se lo debemos a todos aquellos que no lograron escapar de Neverland, incluido, desde luego, el propio Michael.