Van mis 15 películas favoritas del 2010:
1. El listón blanco. Con este relato sobre «el origen del terrorismo», Michael Haneke consigue su película suma: los motivos de la violencia, las relaciones de poder que se establecen en torno a ella, su representación historiográfica, la degradación del mapa social, la carencia de memoria, todos temas habituales del austriaco que se expresan con un dominio formal categórico y deslumbrante. Haneke ya era un director “importante”; tras El listón blanco, sin embargo, se erige como uno de los grandes maestros actuales. Carl Dreyer, con quien la fotografía establece un hermoso diálogo intertextual, aplaude desde su tumba.
2. Un profeta. La odisea de Malik El Djebena -de cero sacrificable a persona, de muerto de hambre capo de capos estilo Mack The Knife- es la gran épica criminal a superar de la década. Sin aspavientos ni clichés estilo Celda 211, Jacques Audiard crea un poderoso drama carcelario cuya irreprochable aspereza sólo lo torna más emocionante. Las actuaciones de Tahar Rahim y sobre todo Niels Arestrup, como César Luciani, el jefe corso de caída shakespereana, son antológicas. Ojalá Audiard se anime y haga de Un profeta la primera parte de una magna trilogía.
3. Hambre. Quizá el plano fijo de alrededor de 20 minutos que captura la conversación entre Bobby Sands y el sacerdote que lo intenta disuadir del sacrificio final sea el alma temática de la ópera prima de Steve McQueen; no obstante, la belleza y rigor formal que exhibe en los momentos más estrujantes –como esas dolorosas disolvencias entre los estertores de Fassbender y las aves de su infancia – son los factores que hacen de Hambre una temprana obra maestra.
4. Donde viven los monstruos. No es la más redonda o perfecta de las cintas de Spike Jonze –todas exploraciones sobre siques creativas fracturadas: ¿Quieres ser John Malkovich?, Ladrón de orquídeas-, pero Donde viven los monstruos alcanza momentos de demoledora tristeza que quizá sean hasta ahora las notas más altas de su obra. ¿Hay imagen más desoladora que la del violento Carol en conflicto por la irreversible toma de conciencia de que todo está destinado a morir, incluso el sol? Nota al margen: James Gandolfini logra lo que se antojaba imposible: seguir a Tony Soprano con otro personaje clásico. ¡Bravo!
5. Un hombre serio. La vida es una sucesión de desgracias, la siguiente peor que la anterior. Todo lo demás, como exponen los hermanos Coen en esta broma cósmica, es pura incertidumbre. Tampoco es para tirarse a llorar: “When the truth is found to be lies, and all the joy, within you dies… Don’t you want somebody to love? Uuuuuuuuh… Don’t you need somebody to love? “
6. Enemigo interno. Werner Herzog se divierte como enano en esta gozosa, cachonda y delirante variación en el pantano de la ultra oscura Bad Lieutenant, de Abel Ferrara. Uno de los ratos más felices y efervescentes del 2010. Contagiosa hasta decir basta. Nicolas Cage, ¡bienvenido de nuevo!
7. El Divo. Las corruptelas y tropelías del ex primer ministro Giulio Andreotti constituyen la plataforma sobre la que Paolo Sorrentino monta una de las farsas políticas más hilarantes y ácidas de memoria reciente. Sorrentino satura todo hasta el punto en que el exceso caricaturesco adquiere una naturaleza casi abstracta, inasible, como el mismo Andreotti. Esto es lo que debió haber sido El infierno, de Luis Estrada.
8. Red social. El triunfo de Aaron Sorkin y David Fincher: entender a Mark Zuckerberg como una derivación de la masculinidad herida de Fight club y el NIN de Hurt, y no como un geek estilo Big Bang Theory; resentimiento puro y una de las historias de negocios más fascinantes de este naciente siglo.
9. Zona de miedo. Lejana a discursos políticos o críticas antibélicas de brocha gorda, esta exploración de Kathryn Bigelow sobre la naturaleza mental de los exploradores del extremo es un ejercicio en tensión y nervio.
10. El origen. El espectáculo del año, no tanto por su vistosidad (la cual, incluso, resulta bastante discutible), sino por la congruencia con la que Chris Nolan lleva a la máxima potencia las obsesiones recurrentes de su obra.
11. Este es mi reino (corto de Carlos Reygadas, incluido en Revolución). La fiesta que se sale de control como metáfora de un México heterogéneo y violento. Los minutos más percusivos y vitales del cine mexicano del 2010.
12. Scott Pilgrim vs. los Ex de la chica de sus sueños. Una golosina que nos recuerda que, a fin de cuentas, nuestras vidas son en buena medida la suma de múltiples referentes pop, de los videojuegos a los sonidos incidentales de las sitcoms con las que crecimos.
13. Sed de sangre. Aunque Park Chan-Wook muestra ya preocupantes indicios de convertirse en una especie de Kusturica asiático, es decir, en un director cuyos excesos barrocos son principio y fin, esta historia de vampiros desdobla secuencias de una fuerza lírica innegable. Mantenemos la fe.
14. Moon. Si bien el tercio final no se encuentra a la altura del inquietante horror existencial de la primera hora, el debut de Duncan Jones es una estimulante incursión en un subgénero espacial hambriento de nuevas energías.
15. Amor sin escalas. George Clooney y Vera Farmiga son un clásico instantáneo como pareja romántica. Punto.
*Todas las películas mencionadas se estrenaron en el circuito comercial del DF en 2010, así fuera en dos cines (como los casos de El divo y El listón blanco). No consideré películas exhibidas sólo en muestras o festivales.