Mis trabajos audiovisuales favoritos de 2019. Como en años pasados, me abstuve de elaborar clasificaciones diferentes entre series, películas, streaming, VOD y estrenos en salas cinematográficas. ¡Todo es cinéma, carajo! Un recorrido por 50 estaciones.
1 Dragged across concrete. La tercera cinta de S. Craigh Zahler es un relato coral de pobres diablos que luchan contra una circunstancia agobiante, un noir megahardboiled de devastadora crueldad y un despliegue estético de milagrosa economía. Mel Gibson luce hermoso y crepuscular. Áspera, brutal, brillante. La Heat de Zahler.
2 Parásitos. En esta obra de Bong Joon-Ho la mal llamada meritocracia no es otra cosa más que una absurda cadena de recomendaciones que fomenta el fraude depredador. En un mundo justo, la familia parásita -todos hábiles e inteligentísimos- merecerían esa casa ideal, y no habitar el subsuelo como cucarachas que apestan a trapo húmedo. Una postal del malestar de 2019. ¡Échenle ganas! O mejor no.
3 The Irishman. Más que un greatest hits de tropos gangsteriles scorsesianos, The Irishman es un triángulo similar a La edad de la inocencia, donde un hombre sacrifica el amor que siente por una persona (Pfeiffer) para serle leal a otra que representa un sistema cruel que no duda en masacrar su alma (Ryder). La doble función no es con Goodfellas o Casino.
La hora de Rodrigo Prieto. Una entrevista que sostuve con el fotógrafo mexicano donde discute, entre otras cosas, la estética de The Irishman.
4 Criaturas fronterizas. Más allá de ser un bello -aunque nada ingenuo- romance fantástico que también funciona como thriller sobre el terror a la otredad y la miseria humana, este filme de Ali Abassi posee una de las secuencias sexuales más feroces del cine reciente. Hasta se antoja ser troll.
5 Chernobyl. El átomo y la posverdad, mi ensayo para Letras Libres, “aquí”
6 Fleabag (2a temporada). Entre la culpa y la cuarta pared, ensayo para Letras Libres, “aquí”
7 The souvenir. Nos encontramos frente a un relato sobre el viaje interno que una joven artista realiza para encontrar una voz creativa. Verla solo como una historia de amor burgués con una persona tóxica/intoxicada es de plano perder el punto. El impresionismo sobrio de Joanna Hogg seduce e intriga. La toma donde la protagonista mira directamente a la cámara, casi al final de la cinta, es una de las imágenes más memorables de la década.
8 Había una vez en Hollywood. Repleta de polémicas ideas meta-alucinantes (Tyler Durden vs. la villa diabólica de hippies y el editorial sobre la cancelación disfrazado de diálogo de odio generacional sesentero), Había una vez en Hollywood es una experiencia emotiva y fantasmagórica. Los finales felices, lo sabemos, sólo suceden en el cine, en ese lugar a punto de desaparecer llamado Hollywood. ¡Bravo, Quentin!
9 Las niñas bien. Algo ominoso y perturbador se esconde detrás de la dulce evasión de las princesas en Las niñas bien, de Alejandra Márquez Abella. Crisis y mariposas negras. El desplome es casi narcótico. Rara vez se explora esta clase de atmósfera en el cine mexicano. Un triunfo.
10 Cold War. La deriva y la crisis de identidad se extravían en un vértigo que abarca varios países y décadas en esta cinta cuyo universo es capaz de abarcar a Wajda, el jazz, el paseo en bote estilo Charade y el romance condenado al fracaso en apenas 90 minutos. Gloriosa contundencia de Pawel Pawlikowski.
11 Succession (2ª temporada). Matar al padre, ensayo para Letras Libres, “aquí”.
12 Too old to die Young. Streaming sin complejos, ensayo para Letras Libres, “aquí”
13 Mi nombre es Dolemite. El regreso de Eddie Murphy, ensayo para Letras libres, “aquí”
14 Ford vs. Ferrari. Efectivo divertimento dirigido con brío estético por James Mangold. La avasalladora maquinaria industrial se impone sobre todos y cualquier cosa, casi siempre gracias a la cooptación de la innovación personal. Matt Damon, cada vez más sólido.
15 Largo viaje hacia la noche. Acompañado de los fantasmas que deambulan por las ruinas de su mente, el protagonista de este filme deBi Gan habita un hechizo de tiempo a punto de desaparecer. La alquimia onírica en 3D de los últimos 50 minutos estremece y purifica. Eternidad y evanescencia. Una bengala.
16 Atlantique. Sin un mínimo de justicia que permita la viabilidad de un futuro mejor no habrá descanso para los fantasmas atormentados por la explotación y el engaño en este bello debut de Mati Diop. El hipnótico score es de Fatima Al Qadiri.
17 Mindhunter (2ª temporada). Adiós al hogar soñado, ensayo para Letras Libres, “aquí”.
18 Transit. Christian Pretzold aborda de nuevo su obsesión recurrente: la reconfiguración de la identidad existencial y amorosa ante la guerra que trastoca el tiempo y el espacio. Espectros en el camino hacia ninguna parte.
19 La mula. La estructura narrativa de entregas on the road sobre la que fluye alegre el frágil Clint Eastwood con sus kilotes de cocaína luce sencilla y fácil. No lo es. La mula es la destilación humilde de décadas de oficio narrativo; la firma de un maestro en paz frente al final. Icono.
20 La favorita. De todo el bestiario de Yorgos Lanthimos, esta película es la entrada más divertida, (aunque no la más potente). El prodigioso timing con la que el trío actoral se tira cubetas de mala leche le inyecta una agilidad inusual a la edición seca del realizador. Una gozada.
21 Un asunto de familia. Los retratos de familia de Hirokazu Koreeda transpiran calidez y buenos sentimientos al tiempo que desgastan y cuestionan. Todo, eso sí, siempre termina en lágrimas. Este no es la excepción. Ni modo: no hay otra forma de sanar y seguir adelante.
22 John Wick 3. Como muchos, esperaba una babosada industrial cuando fui a ver la primera John Wick en 2014. Como ratifica esta tercera entrega, este mundo terminó siendo una de las experiencias estéticas más satisfactorias de la década.
23 Us. Mi comentario en audio, “aquí”.
24 Midsommar. Intoxicado, a la hora de las netas, un amigo dudoso del novio del personaje interpretado por Florence Pugh afirma: “ustedes son mi verdadera familia”. Para Aster, claro, toda familia es maligna e inevitable, el infierno. El prólogo es el primo del inicio de Anticristo, de Lars von Trier: la intensidad volada, el descuido de la familia, la nieve, el tono de reprimenda moral. Vaya pesadilla.
25 Ghosts of Sugar Land. ¿Quién traicionó a quién: la banda de cuates musulmanes que no supieron entender la alienación del amigo afroamericano, o el negro musulmán que se radicaliza y desconoce al país que lo procreó, esa tierra de símbolos y máscaras pop ajena y distante de su corazón y mente?
26 Under the Silver Lake. Un noir angelino pacheco reimaginado como zine alucinógeno de Charles Burns. Una cinta hecha con libertad, quizá con demasiada libertad. Digna nieta de The Long Goodbye, de Robert Altman.
27 Boda sangrienta. Esta pieza de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett es una divertida comedia de horror sobre la tradición del privilegio depredador del uno por ciento. Me recordó a Society, de Brian Yuzna. No alcanza ese nivel de locura, pero los últimos minutos son delirantes.
28 Ad Astra. El argumento está lleno de hoyos y la semejanza de la primera mitad con Apocalipsis ahora (voz en off y animal salvaje incluidos) sea quizá excesiva. No importa: esta ambiciosa aventura de James Gray es majestuosa y emocionante. “Todo lo que tenemos somos nosotros”.
29 American Factory. Documental sobre la instalación de una planta de Fuyao -fabricante chino de vidrio para coches- en Ohio. El choque entre la cultura china de sacrificio grupal y la lucha de la clase trabajadora de EU por preservar derechos históricos es fascinante. Distribuida por Higher Ground, un esfuerzo de los Obama para apoyar proyectos de storytelling que ayuden a entender cómo vive el otro la globalización a un nivel íntimo. Romper la burbuja, conectar con los demás. Creo que lo logran.
30 The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley. Mi comentario en audio, “aquí”.
31 Crawl. Si bien se habría beneficiado de varios litros más de sangre -y carece del desparpajo suficiente para ser un genuino placer serie b-, Crawl entretiene gracias a una bola de imponentes cocodrilos asesinos y la dirección elegante de Alexandre Aja. Un palomazo sin grasa.
32 La camarista. Algunos comparan esta cinta de Lila Avilés con Roma. ¿En serio? En realidad, forma parte de una trilogía involuntaria junto a Workers y Tiempo compartido. El individuo contra un esquema laboral cruel y agobiante que amenaza con hundirlo en la alienación y aplastar su libertad.
33 Leaving Neverland. Las varias muertes de Michael Jackson, ensayo para ContraRéplica, “aquí”.
34 Nunca llegarán a viejos. El trabajo de reconstrucción es impresionante: la vivacidad de los rostros en 3D de los soldados del ayer es, en sí misma, una instalación que merece ser vista varias veces, y no forzosamente en una sala.
35 El ángel. Mi comentario en audio “aquí”
36 Rolling Thunder Revue. Mi comentario en audio, “aquí”
37 Suspiria. Aquelarres y magia negra, texto para Eje Central, “aquí”.
38 Generation Wealth. Generación riqueza, texto para Eje Central, “aquí”
39 Eight Grade. Mi comentario en audio, “aquí”
40 The crown (3a temporada). Esta temporada de The Crown brilla por la densidad y maestría en la ejecución (véase la sorprendente gravitas de Moondust, por ejemplo). Merece más amor, de hecho.
41 Watchmen. Llena de ideas alucinantes: la reflexión intertextual sobre cómo el entretenimiento nos ha hipnotizado para reforzar odios raciales desde El nacimiento de una nación, las pastillas de nostalgia, la hija que en realidad es la madre y un largo etcétera. Plus: Jeremy Irons como Adrian Veidt, “Ozymandias”. No hubo mejor casting este año. Inspiradísima elección
42 Perdí mi cuerpo. El relato más conmovedor de desmembramiento y/o segmentación corporal y espiritual desde El vizconde demediado, de Italo Calvino. La sorpresa animada de 2019.
43 Clímax. Mi comentario en audio, “aquí”.
44 Dolor y gloria. Mucho dolor, poca gloria y menos humor. Con todo, disfrutable. Lo mejor: la siempre compñlicada relación con la madre. Propuesta a El Deseo: hagan la serie El ropero de Almodóvar. En cada capítulo, Almodóvar (Banderas), cuenta una historia de su pasado, detonada por el recuerdo que le trae un objeto de su pasado. ¡Hit!La última toma, eso sí, es la firma de un maestro que aún tiene mucho que dar.
45 The Deuce (3a temporada). El fin del viejo porno, el nacimiento del nuevo, la alegoría con la muerte del cinéma, el Sida, la ciudad repleta de cadáveres vivientes, la incapacidad de abandonar viejos vicios, y el amor, el amor pese a todo. Cruel, sentimental, cursi e innegablemente poderosa, la temporada final de The Deuce te deja desolado y en lágrimas. Los brazos del tiempo.
46 El libro de imágenes. Conformada por astringentes sampleos cinematográficos, El libro de imágenes es un desplante filosófico exasperante que deviene en un bello lamento sobre nuestra estupidez y violencia. Redundancias, rimas. El cine es palabra y la palabra, imagen. Ese es nuestro lenguaje.
47 The Morning Show. Una telenovela que asume con solvencia el reto de abordar la discriminación sexual en el trabajo en la era del Me Too. Lejana del pensamiento binario que caracteriza el debate. El cierre de temporada, admito, es una reverenda mierda.
48 Hustlers. Si bien una visión menos condescendiente y con algo de mala leche habría redundado en una cinta infinitamente más interesante, Lorene Scarafaria dirige con brío e inventiva. Y sí: JLo superstar. Ella debió haber sido la líder de Ocean´s 8, y no Sandrita Bullock.
49 Guasón. Que si el Scorsese Universe setentero, que si Network, que si Friedkin, y sí, CLARAMENTE mama de todo eso, pero el Joker de Phoenix y Phillips también le toma prestado a Gloria Swanson y Sunset Boulevard. Uno wanna be y otra has been, pero ambos divas en busca del closeup. Un trabajo astuto, sin duda.
50 Toy Story 4. La película despliega un juego referencial que la emparenta temáticamente con Frankenstein, La novia de Frankenstein, Blade Runner y AI (Gabby es casi un remix del niño juguete de Spielberg). Todos, al final, somos basura; desechos del amor y su capricho. La realidad vs. lo real. Inteligente, aunque de menor resonancia que las anteriores.
Bonus tracks:
La restauración: Amazing Grace. Este concierto gospel restaurado de Aretha Franklin filmado por Sidney Pollack, trasciende lo religioso. Hasta Satanás se hincaría fente a la emotividad de Aretha y el reverendo James Cleveland. Esencial para entender la música del siglo pasado.
La despedida: The Old Man and the Gun. Dirigida sin aspavientos y con reverencial ternura por David Lowery, The old man and the Gun cierra la cortina actoral de Robert Redford, zorro elegante cuya grandeza mítica nunca pasó por la violencia asesina, aunque sí por la soledad y la melancolía. Una brisa de verano.
Lo inefable: High life. Demencia, paroxismo, sexo, fluidos, deriva. High Life es una narcótica pesadilla carcelaria en el espacio que deviene en luminoso despliegue de esperanza paternal. Otra demostración de potencia de Claire Denis en formidable despliegue de sus obsesiones autorales. Aún no termino de digerirla.