Información vs. desinformación: un panorama de los excesos de los medios

por Mauricio González Lara

Todos opinan y debaten en los medios, ¿pero qué tan bien informados estamos en realidad?

En México, la oferta mediática es tan amplia que por momentos parece haber más medios que audiencia. Para algunos, la avalancha de noticiarios y programas de debate que han invadido la televisión y la radio, así como los múltiples periódicos que circulan por todo el territorio nacional, constituyen una muestra palmaria del avance de la sociedad mexicana en materias de información y democracia; otros, por el contrario, manifiestan que calidad no equivale a cantidad, sino todo lo contrario. Para profundizar en el debate convocamos a Virginia Bello, periodista y exdirectora de Radio Educación, y a Francisco Vidal, analista y autor del bestseller Los dueños del cuarto poder (Planeta, 2008).

Mauricio González Lara (MGL): ¿La sociedad mexicana está bien informada?

Virginia Bello (VB): Primero habría que definir exactamente qué entendemos por información. Si por información entendemos todos aquellos conocimientos relevantes que nos permitan poseer un mejor entendimiento del mundo y la sociedad, a la vez que nos facilitan tomar decisiones abocadas a mejorar nuestra existencia, entorno y calidad de vida, no creo que la mexicana sea una sociedad bien informada.  Contamos, sí, con una oferta muy variada de medios y opciones, pero  cantidad no implica calidad. Los temas de la agenda de los medios no sólo son casi siempre los mismos,  sino que difícilmente son los más relevantes para nuestra existencia. No creo, por ejemplo, que el caso Cabañas sea un suceso que impacte mi vida o involucre datos que necesite saber para conducirme mejor en la cotidianidad; sin embargo, ocupa la agenda mediática nacional con igual o mayor fuerza que los asesinatos en Ciudad Juárez, de los cuales lo único que sé es que cada vez son más y perpetrados con mayor violencia. La oferta mediática se caracteriza por una frivolización espeluznante donde las cirugías de Alejandra Guzmán son más importantes que una buena cobertura sobre problemas que nos afectan en el día a día, como la inseguridad o la crisis económica. Las noticias son el nuevo entretenimiento.

Francisco Vidal (FV): Yo no creo que antes estuviéramos mejor informados que ahora. Hoy existen más posibilidades de contar con información menos manipulada, incluso en los medios electrónicos.

VB: Yo no dije que antes estuviéramos mejor informados, sino que simplemente hoy no estamos bien informados. Antes, las fuentes emisoras estaban más concentradas y eran mucho más fáciles de controlar por el gobierno y otros poderes fácticos. El mainstream era una realidad. Hoy todo está segmentado, o fragmentado, dependiendo de qué tan optimista sea la óptica bajo la que lo veas. La frivolidad de la jerarquización de noticias de los medios sí me parece un fenómeno reciente. El mundo del espectáculo y las andanzas de las celebridades ahora ocupan un papel central en la oferta de noticias. No es algo exclusivo de México: algunos vacíos sociales del Estado en todas las sociedades comienzan a ser ocupados por las grandes estrellas globales. Si un artista aspira a convertirse en una celebridad global, debe de contar con asesores que le manufacturen un programa de filantropía que a su vez  le ayude en sus relaciones públicas. La expectativa es ésa. Visto de manera general, no sé si eso sea algo forzosamente bueno. Una estrella debería de entretener y ya.

MGL: Algunos informadores se conducen más como estrellas que como periodistas. Les gusta asumirse como “defensores del bien” y que les pidan autógrafos.

VB: Yo les he preguntado a muchos periodistas que conducen noticiarios en radio sobre esto y me dicen que eso es lo que les pide la gente. Algunos de ellos están conscientes de que asumir una postura abierta respecto a un tema no es muy profesional, pero si no lo hacen, argumentan, la gente los tacha de “blandos” y cambian de estación. La postura combativa, más allá de que sea real o ficticia, eleva el rating.

FV: En el ambiente mediático actual, es más fácil ver mesas de debate sobre cómo cubrir una nota que información relevante sobre la nota en sí. El exceso de debate es notorio. Todos opinan sobre los dos o tres temas de la agenda del día y se acabó. No hay mayor investigación ni existen lineamientos para formar un periodismo de precisión. El dato duro brilla por su ausencia. La dinámica es poco sana si tomas en cuenta que los que opinan siempre son los mismos. Hay un círculo de 30 opinadores, de formación no periodística, que se dedican a opinar de todo a lo largo de día y durante toda la semana; los lees al despertar en el diario, los escuchas en la mañana en el coche, te los vuelves a encontrar al mediodía en otra frecuencia, y en la noche los ves en el noticiero. Resultado: existen muchos opinadores, pero las corrientes de opinión son muy similares entre un medio y otro, y en algunos casos, prácticamente las mismas. Ahora, también existe una razón económica para esto: mandar reporteros a investigar y elaborar trabajos de profundidad es mucho más caro e involucra más recursos que contratar a tres personas para que debatan y den su opinión. Debatir también sirve para ganar presencia y relevancia entre algunos círculos de poder, por lo que incluso muchos políticos y exfuncionarios buscan ocupar ahora esos espacios, sobre todo en medios electrónicos. He ahí el caso de Purificación Carpinteyro, la ex subsecretaria de Comunicaciones y Transportes y otrora directora de Correos. Purificación hoy es una periodista que comenta y se burla de notas en las que ella misma está involucrada, incluidas las demandas  del affaire Luis Téllez. La audiencia no repara en el enorme conflicto de interés que eso involucra; al contrario, la aplaude y la apoya por ser “una de esas personas inteligentes que debaten en los medios”. ¡Genial! Lo peor es que muchos de estos opinadores ven con desprecio la labor de  investigar; su rol es el de ser estrellas y generar tendencia, punto.

VB: ¿Pero qué hacer ahí? ¿Cómo garantizar mayor profesionalismo?

FV: Cuando vas al doctor, existe la certeza de que es una persona calificada porque ves un diploma o cédula profesional; si vas al contador, estás seguro de que está avalado por una serie de estudios que le permiten ejercer. Esa clase de criterio no existe en los medios de comunicación, por lo menos no aquí en México. No sé, de hecho, si sea deseable pedir alguna clase de certificación o conocimientos para ejercer la labor de comunicador, pero sí me parece que por lo menos es un tema que se debería discutir.

MGL: La nueva apuesta de Televisa, ForoTV, es la muestra más acabada de la “debatitis” que impera hoy: más que ser un canal de noticias, es un canal de debates.

FV: Va a ser muy interesante ver cómo se desenvuelve ForoTV en términos económicos. Su lanzamiento se realiza en un momento en que coexisten un buen número de canales que mantienen programas de noticias en, por lo menos, los tres horarios más importantes para este género. Tan sólo en televisión abierta en la ciudad de México, el televidente  puede acceder a 31 servicios noticiosos a lo largo el día. En la televisión de paga existen dos alternativas de formato similar, MilenioTV y Telefórmula, además de CNN en Español, los servicios informativos de Televisión Española y  el colombiano NTN24. Cuando no existía una oferta tan variada de opciones noticiosas, Televisa lanzó en 1988 su primera opción de un canal de noticias, Eco, el cual cerró en abril de 2001 por falta de rentabilidad financiera. El último año completo que operó ese canal reportó gastos por 30 millones de dólares, según señaló Televisa en su informe anual. ForoTV se enfrenta a una nueva realidad, donde quizá los gastos puedan reducirse a través de formatos baratos como lo son estas mesas de debates. No sé si eso le permita sobrevivir en este clima de audiencias fragmentadas y abultada competencia. Pero bueno, por lo menos en el mediano plazo, dudo mucho que la expectativa de Televisa sea la de obtener utilidades económicas. El objetivo, me parece, es contar con una herramienta que le genere credibilidad y le dé más juego rumbo al 2012. El desafío es mayúsculo: Televisa nunca ha triunfado en un negocio cuyo argumento de venta sea la credibilidad.

MGL: ¿Cómo van a jugar los medios en las elecciones del 2012? ¿Van a ser más protagónicos que en el 2006?

VB: Los medios privados siempre han sido protagónicos. No hay que olvidar que cada medio es un grupo de poder con agenda e intereses propios. Su cobertura y comportamiento se dan bajo esos parámetros. La objetividad no existe, nunca ha existido. Es por ello que a mí no me gusta pensar en los medios como educadores o formadores de comportamiento. Nuestra cultura política y social debería ser un producto de lo que aprendemos en las aulas y en nuestro  entorno familiar, una mezcla de conocimientos y criterio, no un reflejo de lo que vemos en la televisión.  Esperar eso de los medios privados, e inclusive los públicos, es poco racional. Tampoco es para tirarse a llorar: bajo la asunción de que cada medio representa intereses podemos seleccionar cuál refleja mejor nuestra forma de pensar e identificarnos con éste.

FV: Concuerdo con Virginia. Los medios públicos, en ese aspecto, van a ofrecer una cobertura menos cargada de las elecciones. Muchos argumentan que los medios  privados, al ser de particulares, gozan del derecho de conducirse como les plazca; finalmente, el riesgo de perder la inversión y quebrar es de ellos y no de la sociedad. Esta postura es equivocada, porque parte de la asunción de que los medios no reciben apoyos económicos del Estado. Desde luego que lo hacen: la publicidad gubernamental que se ve tanto en impresos como electrónicos, la cual deviene de nuestros impuestos, sirve en la praxis como un subsidio sin el cual la mayoría de los medios no podrían sobrevivir. Es un mecanismo perverso, totalmente discrecional, con el que el gobierno federal y las administraciones locales negocian la agenda del periodismo nacional. Ese punto casi nunca se toca y es fundamental para entender cómo funcionan las cosas. La crisis económica en los medios  es de enormes dimensiones. Casi ningún grupo mediático en el mundo reporta ganancias. Los ingresos por publicidad en televisión abierta de Televisa, por mencionar un ejemplo mexicano, no han crecido en los últimos años, ni van a crecer ya de manera significativa; sus ingresos en telecomunicaciones, en cambio, ya ascienden a un 20 por ciento del total, y es muy probable que se disparen en los años por venir. ¿Qué quiere decir esto? Frente a la potencial quiebra de los medios, vamos a ver un mayor involucramiento del Estado vía subsidios para garantizar su sobrevivencia, tal y como sucede en otras industrias claves, como las de la salud y la aviación. Ante esto, debemos exigir como sociedad que los medios se conduzcan de una forma más transparente y profesional. Es lo justo.

*Esta entrevista aparece en un formato distinto en el especial Face2face que aparece en el número de abril de la revista Deep.

**Las fotos de Francisco Vidal y Virginia Bello son de Guacamole Project. Si te gusta su trabajo, visita su site: Guacamoleproject.com

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