La Winslet nos ha engañado a todos. Pese a que se ha reinventado en el último lustro como una inmaculada diva de perfecta belleza cuya ambición se centra en papeles serios y “oscareables” -como los que interpretó en la sobrevalorada The Reader y en la magistral Revolutionary Road (dirigida por su ahora exesposo, Sam Mendes)-, lo cierto es que, para fortuna de los que la vimos debutar en cine hace ya 15 años como Juliet Hulme, la rechoncha y asesina lesbiana sabelotodo de Criaturas Celestiales, en el fondo Kate sigue siendo la mundana y terrenal amiga que a todos nos gustaría tener.
El atractivo principal de Kate no es su innegable guapura, ni su frondosa silueta (la cual ha llegado a ser “photoshopeada” contra su voluntad por publicaciones como GQ), sino su cálida inteligencia, la cual se desdobla en todo lo que hace: sea en el terreno cien por ciento comercial (Titanic, Finding Neverland), sea en la arena independiente (Quills, Hideous kinky, Eternal sunshine of the spotless mind), o sea en el territorio autoparódico al que sólo pueden acceder las grandes estrellas (su hilarante participación como ella misma en Extras, la serie creada y protagonizada por Ricky Gervais).
La Winslet no decepciona: siempre es inteligente, pero a diferencia de otras actrices de su generación, esta cualidad redunda en que nunca pierde su amable accesibilidad. No sólo estamos enamorados de Kate, sino que la queremos y deseamos que envejezca con nosotros. ¿Cuántas celebridades pueden presumir de tal proeza?
*Este texto forma parte de una serie de perfiles elaborados para la revista Glup, la cual pueden conseguir en Sanborns y otros puntos de venta.
**El video muestra todos los minutos en pantalla de Kate durante su participación en Extras. Dato curioso: la serie fue realizada antes de The Reader, película por la que Winslet obtuvo el Oscar. Irónicamente, la película aborda el tema del Holocausto. La fotografía es de Mario Testino.